Para las «Evas Y Adanes». Exposición personal de Belice Blanco Garcés.

Palabras de presentación a la exposición Evas y Adanes

Una sentencia que adquiere valor es la fotografía en Santiago, la cual tiene su historia y se ha convertido en una práctica recurrente desde su aparición hasta la contemporaneidad. A través de esta modalidad se acopian hechos y  personajes, que  llevan implícita la sugerencia de un discurso que debe ser capaz de convocar a la reflexión. Nombres de maestros iniciales y excepcionales como: Juan Ravelo Fiol, Tomás Padró, Rafael Gramatges, José Víctor Catasús Martín, Ricardo Repilado y Agustina Amalia García Fernández, se dan cita para constituir el Club Fotográfico de Santiago el 4 de septiembre de 1947, sociedad que anuncia para su tiempo el interés hacia la fotografía.

Los años 80 convocan por parte de la Filial de Artes Plásticas de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) a la creación del Grupo Fotográfico Santiago representado por Armando Mitchell, Gerald Duque de Estrada, Valentín de León Ogaban y Gloria Silvia Figueras Tapia , ellos de una forma u otra legan sus influencias a  otros que le suceden , es el caso de  Ada María Vieiro García, Julio Besalú Osorio, Armando Mitchell, Guillermo Corría, Valentín Sanz, René Silveira Toledo, Juan Carlos Prince, Ramón Ramos, René Lescay Merencio, Miguel Ángel Rubiera .Generación  esta que estimula años después  a la integración de Eugenio Pastó , Orlando Barrechis, Edgar Brielo y Belice Blanco Garcés, quienes abrazan los más variados conceptos asociados a la raza, religión, lo popular, el santiaguero unido a la indagación del hombre en relación con la naturaleza y su entorno social.

Vista de la galería con la expo Evas y Adanes. Foto: Mirtha Clavería

Santiago de Cuba se ha convertido por tanto,  en un catálogo insospechado de rostros y actitudes de sus actores sociales los que en arduo peregrinar acertamos en el día a día; se abrigan iconografías de mujeres, hombres, infantes acoplados por la naturaleza, observados por el lente aguzado de una fotógrafa y fotógrafo,  también de pintores, grabadores que plasman de manera fidedigna estos argumentos.

Un talante de esta realidad que en ocasiones desfila para algunos de manera irreflexiva, son las personas anónimas, desamparadas en ocasiones; son los  rostros arrinconados de aquellas  que ya no son tan Evas y de aquellos que ya no son tan Adanes.  No obstante, reciben la señal de ser captados con sus libertades por una mujer matancera cautivada de manera feliz  en esta usanza y solventada a anclar su nave en esta villa del Caribe, refiero a Belice Blanco Garcés.

El Salón del Caribe advirtió sus primeras “Evas”, con las que recibe lauros. Si bien, estos iconos femeninos no son mujeres seductoras, tampoco los “Adanes” son hombres galanes, quizás lo fueron en  tiempos pasados. La realidad  nos descubre que en el momento de atrapar estas instantáneas se revelan como Cronos de manera ardiente se ha adueñado de sus vidas, aparecen rostros difíciles preñados de la caricia del Sol, la noche, otros simulan el bienestar, mientras los menos sonríen. Tanto “Evas” como “Adanes” los ampara un concepto cardinal: el sentido de sensibilidad y pertenencia que domina el lente de Belice, su poder de establecer un discurso sin distinción de edad, raza o clases social.

Cada una de las personas retratadas se convierte en un desafío, es el cetro conquistado por la comprensión. “Evas” es la sucesión de la mujer inquebrantable, de su beldad interior, es la que nunca esboza en sus labios un no, más bien sentencia: “vamos, seguimos”. “Adanes”, por su parte  son  los varones  que recorren la ciudad en su constante hacer.

Belice convoca a familiarizarnos con  los semblantes de estas mujeres y varones, con sus mohines, andares, manifiesta que forman parte de esta sociedad y que aún están vivos en esta tierra de todos, con un característico protagonismo social. Belice  nos toma de las manos para ir hacia ellas y  ellos en esta otra mirada de la fotografía,  en la que prevalece la aptitud  de esta otra mujer en la que palpita  la espiritualidad  y el arrojo para registrar una página que pertenece a Santiago de Cuba.

¡Enhorabuena  Belice.!

Luisa María Ramírez Moreira.

Marzo 3, 2019