Una tarde con Marta
Conocimos a Marta hace un par de años. La verdad que llegue a su casa por pura casualidad. Fui a visitar a mi amigo Juan, un anciano que se había incorporado al comedor comunitario hacia unos meses y tenía curiosidad por conocer a su familia.
Cuando llegue me encontré a Marta postrada en una cama y al ver aquella muchacha tan joven que apenas podía articular palabras y mover sus brazos, me interese por ella. Su abuela me contó la historia: Marta es una muchacha de unos 30 años. Ella hacía una vida normal: trabajaba, tenía su novio y se relacionada con su familia,con su barrio y sus amigos, como cualquier muchacha; pero hace unos cinco años le vino una encefalomielitis y quedó totalmente paralizada. Su madre murió y su abuela y su tía son las que ahora le cuidan.
El otro día se nos ocurrió hacer un paseo y pasar la tarde con Marta. Entonces un grupo de jóvenes de la parroquia; Beatriz, Susana, Jordano, Juan Carlos y Héctor, subimos a Marta en la silla de ruedas y nos fuimos al Morro para que viera ese lugar a la hora de la puesta de sol.

Visitando el Morro
Después bajamos al Malecón de la Alameda y paseamos por allí para que conociera los nuevos lugares de la ciudad. La verdad que lo pasamos muy bien y todos nos divertimos mucho. Al final de la tarde nos comimos una piza y regresamos a su casa.

En la Alameda
A veces, cuando nos ponemos en el lugar del otro y compartimos nuestro tiempo con aquellos que están solos, nos hace bien. A veces, Dios nos pone en el camino a las personas. En ellas descubrimos el rostro escondido de Dios. Desde entonces nos hicimos amigosde Marta. Y cuando tengo un ratico me gusta ir a visitarla.
GRACIAS A DIOS
Aunque me tapo los oídos con la almohada y gruño de rabia cuando suena el despertador .Gracias a Dios que puedo oír. Hay muchos que son sordos.
Aunque cierre los ojos cuando, al despertar,el sol se mete en mi habitación. .. Gracias a Dios que puedo ver. Hay muchos que son ciegos.
Aunque me pesa levantarme y salir de la cama . . . Gracias a Dios que tengo fuerzas para realizarlo. Hay muchos que están postrados y no pueden hacerlo.
Aunque peleo, cuando no encuentro mis cosas en su lugarporque los niños hicieron un desorden. . .Gracias a Dios que tengo familia. Hay muchos solitarios.
Aunque la comida no estuvo buena y el desayuno fue peor . . . Gracias a Dios que tengo alimento. Hay muchos que pasan hambre.
Aunque mi trabajo es monótono; rutinario. . .Gracias a Dios que tengo trabajo. Hay Muchos desempleados
Aunque no estoy conforme con mi vida, peleo conmigo mismo y tengo muchos motivos para quejarme. . .
¡Gracias a Dios por la vida!
Por: Hno. Manuel Pliego Iglesias
hnomanolopliego@gmail.com