Seamos Navidad
¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!
Así iniciamos el tiempo de la Navidad, con estos buenos deseos de lo alto. Dios se hace presente: el cielo y la tierra se unen. La gloria del cielo, nos llega para darnos la paz tan anhelada. La condición necesaria es: tener buena voluntad. Y eso es así, donde no hay una voluntad llena de lo bueno, no puede entrar Dios.
Por eso nos es difícil comprender qué es la Navidad. Siempre para algunos les parecerá a nada, o simplemente la memoria de un mito que pasó hace más de veinte siglos. Los cristianos y las cristianas no debemos caer en esta tentación, sino asumir el gran reto que nos da Dios: ser testigos suyos de su gloria tan deseada, y de la paz tan amada.
Por ello, Navidad es una manera de vida, no es un simple recuerdo, sino la Memoria de un Dios que puso su tienda entre nosotros para llenarnos de su misericordia.
El mundo necesita de esta misericordia, si seguimos por el camino que vamos lo que nos espera es una autodestrucción. El egoísmo humano se ha apoderado de muchos grupos de poder, dominando la historia a sus antojos. Hay veces que da la sensación que estamos en manos de dominadores que tienen su cabeza lejos de su corazón, lo cual les genera una locura atroz que no sabemos dónde podemos terminar.
Nos están ganando las divisiones tanto por el color, la raza y la religión. Aun cuesta comprender cómo podemos hablar de un Dios de amor, y al mismo tiempo llegar hasta matar al otro u otra porque no es de los “nuestros”. Es triste, pero el mundo necesita una transformación, un cambio, un nuevo giro para que estos derrotes del desorden y de la incertidumbre no sigan gobernando más.
Es allí que, escuchar este mensaje en esta eucaristía de media noche, no deja de darnos una luz de esperanza. La gloria del Cielo quiere acampar para dar paz, solo se necesita abrir nuestras voluntades. Aquí es donde los cristianos y cristianas no podemos dejar pasar esta Navidad como un algo más o una simple liturgia. Traicionaremos al Dios del cielo y de la tierra si solo hacemos de esta navidad una participación en una liturgia que en muchos momentos es vacía y monótona.
La Navidad nos reta; nos llama; nos interpela porque el Dios del cielo quiere unirse a la tierra, y los mas responsables para que eso suceda somos nosotros los que nos decimos sus seguidores. Que seamos Navidad, pues, y no un simple mito o recuerdo.
¡Feliz Navidad!