Reinaldo Cedeño: «[A Santiago] me la llevo en mi mochila»

Segunda parte de la entrevista concedida por el periodista, poeta y cronista Reinaldo Cedeño durante el espacio El Patio de los Sueños, del 18 de septiembre de 2018

JOG: Santiago de Cuba punto de salida y de regreso. Eterna ruta del caminante devastada y levantada; exaltada y defenestrada; luces y sombras ¿Qué significa esta ciudad para Cedeño?

RCP: Siempre va en mí. Si algún día la tengo que dejar, me la llevo en mi mochila. He conocido mucha gente de Santiago que está en todos los lugares del mundo; y a veces me dicen: “por qué tú no me tiras una foto allí, en la puerta de mi abuela”; “por qué tú no vas por allí, al parque aquel”.

Una vez atendí aquí a un japonés que trabaja en una revista que sufraga la NHK —ya hace un tiempito de esto— y me dijo: “he ido a todos los lugares de Cuba pero aquí la gente te mira a los ojos sin temor; en Japón la gente no te mira así; eso me gusta del santiaguero, que te mira a los ojos para ofenderte, para enamorarte, para lo que sea”.

Eso es lo bueno del santiaguero: son gente muy diversas; no hay un solo Santiago de Cuba —igual que no hay una sola Cuba—. Hay muchos Santiago de Cuba: hay un Santiago de Cuba que es bello; está el centro de Santiago de Cuba que es muy lindo; y yo le digo “pero ve a este lugar y a este, para que tu veas que no es tan lindo nada”. Pero lo principal de Santiago son las personas. Aquí he encontrado personas que en un momento duro me han salvado la vida; gente que apenas me conocen y tiene gestos conmigo que yo me he quedo así, estupefacto.

Sobre todo; aquí está la semilla del amor de mi vida, que fue mi madre. Ya le digo que, aunque un día me tenga que ir de aquí, siempre la llevare conmigo junto con su gente.

JOG: José María Heredia en el destierro soñó las palmas de su patria. Ante el torrente sin fin de la tristeza muchos van y no regresan; otros van y vuelven. Al parecer el regreso es necesario. En tus viajes fuera de la isla, ¿qué cataratas de nostalgia han desbordado tu corazón frente al recuerdo persistente de las palmas, ¡ay, las deliciosas palmas!

RCP: ¡Qué lindo poema de Heredia! Heredia quedó para la historia con eso de “las palmas deliciosas”; era muy jovencito Heredia cuando hizo eso, muy joven.

Bueno, en mis viajes —es plural porque son dos (risas)—; en mis milagroooosos viajes… (risas). (…). Sí se siente [esa nostalgia]. Muchas amistades que uno tiene dicen “cómo extraño”. Hay gente que extraña cada cosas tremendas; yo no extrañé las carencias, no las extrañé; yo no extrañé la burocracia que tenemos, ni nada de eso que ya sabemos. Yo extrañé a las personas, eso se extraña mucho, se extraña tremendamente. Yo soy muy apegado, por ejemplo, a mi rincón de mi cuarto, a mis libros; yo los extrañé mucho. Pero si vine no fue por eso: vine por las personas que dejé aquí, que eran muy importantes sobre todo mi padre.

Para mí era muy importante porque he visto muy de cerca personas que se han ido y ven a su padre morir fuera; y eso es terrible, me lo han contado; yo no quisiera vivir eso.

Pero se extraña mucho. Eso lo que más extrañé. Me he preguntado si extraño México; no te puedo decir. Hoy extrañé muchísimo, cuando me levanté y no había pan por mi casa: extrañé mucho México, la verdad…. (risas)

JOG: Hemos comentado en diferentes ocasiones sobre un corto animado que hicieron unos estudiantes de Malasia, titulado “Cambio de pilas”, que es extraordinario. Muchas realidades de hoy, asuntos diversos, necesitan de ese cambio de baterías para evitar su desaparición. ¿A que cosas le quisieras destinar unas pilas inacabables para que siguiera dando luz?

RCP: No sé ni qué contestarte… Le cambiaría la pila… no a cosas sino a conceptos… Vamos a cambiarle la pila a algunos conceptos: a la suicida inacción de muchas autoridades cuando ven que hay un lugar que se está despedazando de indisciplinas y no hacen nada.

Yo enfrenté un hecho especifico por las diferentes escalas establecidas y todavía no he hallado respuesta. Para mí eso es terrible. Utilic todas las formas posibles’, habidas y por haber. Eso es muy fuerte para mí, muy fuerte; porque no fui como periodista, fui como un ciudadano, como un vecino cualquiera del lugar. Es suicida, porque estás viendo algo que no está bien, que te lo están diciendo, que protestas, que prolifera y no se hace nada; es inaudito. A eso le hace falta un cambio de pilas.

Las malditas indisciplinas sociales son muchas por la inacción y entonces me pregunto ¿alguien cree que eso está bien?, ¿que esa válvula de escape funciona? Una vez le dije a una persona: “¿acaso tú me quieres decir que alguna parte de nosotros necesita la enajenación porque no hay una solución para equis problema? Yo no te puedo aceptar eso.

(…) Por ejemplo, ahora mismo en México, fíjate el contraste, vi un señor casi ciego que estaba vendiendo maíz, y reparé en ese señor tan anciano y tan destruido y me dicen que está completando el dinero para hacerse una operación en los ojos, que es muy cara; y yo le dije: “le voy a dar la dirección de un lugar en Cuba, Cubamed —no sé cómo se llama ahora exactamente—; busque y contacte a la persona, porque en Cuba le va a salir más barato”. Y yo me pregunto a veces, cómo es que arreglamos el fondo del ojo, lo último del ojo, y no arreglamos todo lo que hay por arreglar en el país. Son cosas que para mí a veces no tienen explicación.

Entonces, yo cambiaría la pila ahí, inmediatamente, para que nos salváramos. Pero la cambiaría ya, porque urge, porque eso va contaminando.

JOG: Enigmas de toda especie hay en este mundo que quisiéramos descifrar. Nos cuenta san Juan, en el Apocalipsis, sobre la existencia de un libro sellado con siete sellos, el misterioso arcano que nadie podía abrir. Si tuvieras el don de la revelación y la posibilidad de quitar los sellos del libro que esconde un enigma del mundo que siempre te ha inquietado ¿Cuál sería ese misterio?

RCP: Fácil: el misterio de la muerte. Lo tuve muy cerca y todavía no lo entiendo. La verdad, mentalmente lo puedo entender, pero en otros sentidos no lo entiendo. Entonces quisiera que alguien me explicara.

Un día, buscando un poco de consuelo, leí una investigación de una alemana (que parece ser muy famosa por lo que dice) que se indujo la muerte bajo control en un laboratorio, para ver qué se sentía. Y ella dijo que después de la muerte sí hay otra cosa. Ella  entrevistó a varias personas que habían tenido infartos, habían tenido determinadas enfermedades…, tú sabes que esto tiene que ver a veces con las creencias, con el sistema que uno tiene de preparación. Pero sería bueno orientarme en eso; seguro hay gente aquí que me pueda orientar un poco sobre eso. Ese sería el enigma; el más difícil tal vez, el de la muerte

JOG: Pero tú estuviste en un país donde la visión de la muerte tiene otros visos

RCP: Ah sí, muchacho. Un día vamos a un lugar que hay unas fuentes de aguas termales y por el camino estaban celebrando el “día de los muertos”; pero yo no tengo esa formación, y entonces veo un cementerio lleno de gente, pero música en el cementerio. Me bajé corriendo al panteón de Villa de Alba —es un municipio de ese Estado— y cuando entro, muchacho, trombón, unos platillos y un hombre con una botella de ron y cerveza, echando así en la tumba del abuelo… Y yo decía “qué es esto, dios mío, qué es esto”. Vi los adornos, vi gente comiendo sentada en la tumba, eso verlo es…  Yo después decía “pero cómo hacen eso, cómo es posible que hagan eso”. Entonces me explicaron que esas son las creencias mexicanas. Traté de entender.

Ellos preguntaban “¿y en Cuba, no hacen esto?”. Digo “no, en Cuba es solemne, en Cuba uno va a llorar al cementerio, no se va a tocar ni nada de eso. Me costó asimilarlo, no te creas. Pero luego vi la película Coco, el animado, que es tan bueno. También vi el altar del muerto: me impresionó mucho porque en una escuela vi el altar de muerto; un altar que ponen las fotos y ponen objetos de la personas; y pregunté y me dijeron que eran las maestras de ese lugar que las recordaban.

Decía en el animado que mientras tu recuerdas a la persona, mientras tengas su imagen presente la persona no se muere y eso si me gustó, es bonito. En el animado hay un puente [de flores] y ponen esas flores en los altares porque esa flor es como el portal entre la vida y la muerte. Eso es muy bonito, muy bonito. Eso es una experiencia interesante… y hay gente por la calle que se pinta de calavera. Por cierto, me regalaron dos calaveras de azúcar, ¡una maravilla! (…)

Es muy interesante porque en todos los lugares hay catrinas, calaveras y cosas así. Yo decía: mira cómo se relacionan con la muerte; aquí tú sales con una calavera y la gente dice “¡no,  ta’ loco; pa’llá, pa’llá”.  Qué países tan cercanos y tan diferentes en eso.

JOG: En este patio de los sueños nadie se va sin decir cuales son aquellos recurrentes anhelos que todavía le quedan por cumplir ¿Cuáles son los tuyos? Sonemos.

RCP: Bueno, perdonen que haga tanta referencia, pero es lo que tengo más cercano: cuando fui a Teotihuacán (…); una ciudad enorme y tú vas por la calzada de los muertos y  la no-sé-cuánto y cuando llegas ahí, estas muerto ya realmente… Voy a la pirámide del Sol (con esfuerzo porque la persona que me acompañó dijo “no, yo no puedo más”. Yo dije “sí, aunque sea con las uñas, con los dientes yo llego); subí la pirámide y  allí había un señor con un niño pequeño (y yo me di cuenta que las pirámides a veces se verticalizan y es muy difícil realmente subir y digo: bueno, esto es un riesgo, llevar un niño; capaz de que se caiga). Me acerqué con temor y le pregunté: “señor, me llama la atención, yo no soy de aquí, que usted lleva un niño; ¿no siente temor del riesgo? Me dice: “no, aquí llevamos a los niños a la pirámide para que sientan la energía, para bautizarlo, para entrenarlo para la vida.  Y usted, de dónde es?”; digo “de Cuba”; y me dijo una cosa muy linda, me dijo: “que país de gente tan inteligente”; digo “¿le parece?”; “sí”, dice, “conozco muchos, qué gente tan inteligente. Quisiera conocer su país, ¿usted me invita?”; digo “bueno, yo no creo que tenga ese poder, señor”; me dice “yo le voy a decir una cosa, cuando usted llegue a la pirámide, usted pide un deseo”; y yo le dije “entonces pida ir a Cuba cuando usted suba”.

Cuando estuve ahí que pedí mucha salud para algunas personas que están aquí y a otras que yo sé que no han podido venir por muchas causas; yo les dije “quisiera que me acompañen en ese este día”; no es la gran cosa, pero uno no sabe cuándo se va, no lo sabe. No me estoy poniendo dramático, pero uno no sabe cuándo se va; por eso pedí mucha salud; pero lo pedí para mí y para todas las personas que yo quiero que por suerte son muchas.  Fue lo que yo pedí allí arriba. No pedí nada material, pedí mucha salud.