Antonio Fernández Seoane: «Ser sincero, transparente y honesto, me ha causado problemas»

Entrevista concedida por Antonio Fernández Seoane a José Orpí, en El patio de los sueños del 18 de diciembre de 2019

Como cierre de este año 2019, pródigo en figuras de relevancia, contamos hoy con un invitado que tiene mucho que ver con el ámbito de las artes visuales. No podía ser de otro modo, cuando celebramos la veinte edición del Salón Nacional de Arte Religioso, que convoca este Centro [Cultural y de Animación Misionera] San Antonio María Claret. Cuando me enfrenté con algunos datos de su currículo, quedé asombrado; pero también regocijado de que una figura de tan importantes atributos haya aceptado dialogar en nuestro espacio. Antonio Fernández Seoane es profesor de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, profesor principal del Centro Nacional de Superación para la Cultura del Ministerio de Cultura, vicepresidente  de la Asociación Nacional de Artes Plásticas de la Uneac, miembro del ejecutivo de la sección Cuba en la AICA (Asociación Internacional de Críticos de Arte). Como ustedes pueden apreciar, es una persona que conoce e investiga con profundidad ese inquieto mundo de los colores y los pinceles, las texturas, las formas, volúmenes y equilibrios; en fin, la visualidad que se despliega en este terreno del arte. Muy cercano al Centro [Cultural y de Animación Misionera] San Antonio María Claret, ha publicado en Viña Joven múltiples artículos, ha sido jurado en varios Salones de Arte Religioso, así como en el Salón de Navidad. Bienvenido, pues, a El patio de los sueños, Antonio Fernández Seoane.

 

Antonio Fernández Seoane (AFS): Gracias por esa presentación y gracias por la presencia de ustedes. (…) para mí ha sido un placer. Creo que también una necesidad, por muchas razones: el haber estado vinculado al Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret de Santiago de Cuba, gracias  una amiga que ya no está y que yo siempre la recuerdo (siempre la recordaré, igual que muchos de los que están aquí saben que siempre la tendremos que recordar), que es Janet Ortíz. Prácticamente en los primeros salones Janet me pidió el concurso y yo me integré a este trabajo, que lo he realizado con todo el amor, con todo el respeto, porque me parece que este (independientemente de que se haya celebrado algún que otro evento en alguna que otra provincia de nuestro país), como usted bien decía, llega ya a sus veinte realizaciones y eso realmente es un logro dentro del panorama de la historiografía del arte contemporáneo cubano. Y por qué digo esto, bueno porque realmente son muchos los problemas, los obstáculos, o las complicaciones, las faltas de comprensiones a veces, y sobre todo en un salón de esta tipología. Entonces a mí me parecía necesario y justo trabajar para que este salón se mantuviera. (…)  Así que para mí es como estar en casa, realmente, ellos lo saben, esta es mi segunda casa, mi casa oriental (como digo yo); y para mí siempre será un placer volver.

José Orpí Galí (JOG): Entre las tendencias de formas que abarcan: la abstracción y la figuración, el expresionismo y el abordaje experimental, el arte naif, la colagrafía, el trabajo de patchwork, la tecnoartesanía, entre otras; ¿cuáles son las tendencias de la visualidad que se han hecho más evidentes en los últimos envíos al Salón Nacional de Arte Religioso?

AFS: Decir algo cerrado implicaría un riesgo. Yo quisiera un poco como que ir atrás y hacer un panorama, precisamente, del comportamiento de la visualidad artística, plástica en nuestro país. La posmodernidad (estamos en la posmodernidad) ha traído como consecuencia toda una serie de apariciones de expresiones que incluso no están registradas en el haber, en el accionar de la Asociación de Artistas de la Plástica de la Uneac, a nivel de país. Como por ejemplo, la aparición, dentro de este período, de algo que ustedes habrán visto por la televisión, a lo mejor lo habrán visto en persona en algunas partes de nuestro país, que es el video mapping, es decir, esas proyecciones que se hacen contra las arquitecturas, las paredes y fachadas, que se bañan de colores, que se bañan de figuraciones, de efectos, etc. (…) son expresiones que empiezan a aparecer, y que no están registradas en este trabajo del accionar de la Asociación de Artistas Plásticos (…). En el Salón Nacional de Arte Religioso hemos tenido, de vez en cuando, apariciones así de estas expresiones que se inscriben ya dentro de la posmodernidad. Yo recuerdo que en algún que otro momento se presentaron videos a este Salón; se han presentado instalaciones; casi todas las expresiones, al menos las convencionales, las clásicas, las expuestas ya como tal (grabado, pintura, dibujo, fotografía, escultura…) han estado siempre presentes en el Salón. Yo no creo que haya una prevalencia, pero si tuviera que decirla, creo que la pintura; y no es aquí, es en casi todos los eventos de confrontación o competición que se llaman Salón (…). Y en este panorama de los sistemáticos salones de artes visuales o artes plásticas que se celebran en el país, hemos notado algo que yo quisiera decirles, porque no sería honesto ni transparente el no decirlo (y lo digo aquí porque ya lo he dicho oficialmente, incluso en la televisión, que tiene un mayor alcance en su espectro de recepción): yo no sé qué cosa es lo que está pasando con los artistas cubanos, que hay como una desidia, que hay como un desinterés en participar; a pesar de los premios y su remuneración económica. Por ejemplo, yo acabo de regresar del Salón de Artes Plásticas Provincial Tiburcio Lorenzo, de Pinar del Río. Ese salón se convoca solo a los miembros de la Uneac de Pinar del Río. La filial de artes plásticas de Pinar del Río tiene 47 artistas y 6 solamente participaron en el Salón. Ustedes pueden ahí tener un barómetro o un termómetro (no sé ni qué decirles) en cuanto a este comportamiento. Y además, vale ahora lo que yo apuntaba de la remuneración: hay un solo premio que es de 10 mil pesos (CUP), y este premio en este sentido y en esta cantidad es casi único en el país, porque los demás no dan esta cantidad de dinero. El Salón Nacional de Arte Religioso, de Santiago de Cuba, da una buena dote económica. Claro, es un premio de adquisición; pero también el artista tiene que pensar en algo, que creo que es sumamente importante… Y nosotros hemos tenido problemas, aquí en este Salón, con respecto al jurado que dice «este es el Premio»  y por supuesto, por un problema de ética los especialistas del Centro llaman inmediatamente al artista —«la obra suya ha sido premiada, ¿usted está de acuerdo?»—, te responden, «no, mi obra no vale lo que da el premio»; hemos tenido esos problemas, lamentablemente. (…) Y cuando tú participas en esa convocatoria, es que aceptas las bases que se están planteando; es decir, que tomas el riesgo de que tú obra sea premiada. Pero, además, ¿alguien se va a oponer, sea como sea la dote, a que esa obra forme parte de una colección, de un tesauro?, ¿de que esa obra se registre catalográficamente en un excelente catálogo? (porque si por algo también se ha caracterizado este Salón Nacional de Arte Religioso, del Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret de Santiago de Cuba, es por la realización de sus catálogos. Son catálogos excepcionales, para como se comporta este tipo de publicación en nuestro país (…)). Entonces, la obra obtiene un premio, obtiene dinero, pasa a una colección y va a ser catalografiada. Y se siguen oponiendo. Por eso yo decía que es un poco desidia, desinterés, y yo no sé qué vamos a hacer. (…) Entonces, con respecto a esto de las manifestaciones, yo me atrevería a decir que la que impera en todos los salones (en este también) es la pintura. (…).

JOG: ¿Cómo ve usted el movimiento de las artes visuales que se desarrolla en Santiago de Cuba? Coincidencias o diferencias con otras regiones del país.

AFS: Santiago de Cuba es una plaza cultural fuerte. Eso es ecuación sine qua non, no hay dudas; y el que lo dude estará ciego, sordo, no sé cuántas cosas más. Hay otras plazas culturales fuertes en el país; estoy hablando de Camagüey, estoy hablado de Santa Clara (o Villa Clara, comoquiera que sea); pero no creo que en ninguna de estas plazas (ni en Santiago ni en Villa Clara ni en Camagüey ni en otras regiones) haya diferencias. Los artistas son únicos, son cubanos, y el cubano artista de la plástica reacciona ante un comportamiento genérico de punta a cabo. Pueden haber algunas tradiciones que se destaquen más por arriba del otro: por ejemplo, ayer nosotros estuvimos en la inauguración del 4to Salón de Pintura Naif Ruperto Jay Matamoros; su principal promotor (o uno de sus principales promotores) está aquí (bienvenido Luis “El estudiante”. Muchísimas gracias por tu presencia siempre valiosísima). Este Salón (y yo lo voy a decir ahora en voz alta), este salón también tiene que llamarse «nacional»: Salón Nacional de Pintura Naif Ruperto Jay Matamoros; se convocan y vienen representantes de todo el país. Ahora, ¿qué pasa?, ¿por qué se convoca aquí? Porque aquí hay un movimiento importante de arte naif, y el arte naif siempre ha estado presente en los salones de arte religioso, y otros salones (tiene su salón particular)…, pero ya tiene que empezarse a llamar Salón Nacional de Pintura Naif Ruperto Jay Matamoros. Entonces, esos, sencillamente son escisiones; como, por ejemplo, en Sancti Spíritus es una característica singular de que muchos de sus artistas hayan vuelto sus miradas a las tradiciones manuales o artesanales que se desarrollan en Sancti Spíritus, en Trinidad fundamentalmente; con toda la textilería croché, el deshilado, el frivolité, etc.; que son reliquias de nuestro patrimonio, de nuestras abuelas y bisabuelas, y que gracias a toda esa transportación de generación en generación se cultivan. (…). Y a mí me parece que eso es importante. Pero yo no creo, por ejemplo, que haya diferencia (bueno, la diferencia puede ser de los propios sentimientos, del propio sentir, de la propia ideoestética que mueve al artista, ¿no? Pero otras diferencias no)… pero, por ejemplo, yo no creo que haya diferencia entre Grettel Arrate y Lesbia Vent Dumois que acaba de ser destacada como Premio Nacional de Artes Plásticas 2019. Tuve la suerte de estar en ese Jurado Nacional. La mujer se lo merecía. Si nosotros sacamos la cuenta [desde] 1994, cuando fue instituido este Premio (el primero fue para Raúl Martínez), en el año ’95 aparecen dos grandes escultores (yo creo que ese premio fue para la escultura): Rita Longa y Agustín Cárdenas; nunca más, hasta el presente año 2019 (veinticuatro años han pasado) volvió a aparecer una mujer. ¿Qué quiere decir esto, que no tenemos mujeres pintoras, artistas de la plástica? Sí tenemos. Entonces yo no creo que haya diferencias entre una de aquí y otra de allá, u otra de más para abajo u otra de más para arriba. Incluso, el arte cubano se ha caracterizado por las improntas. Tú miras, por ejemplo,… a ver… en los grupos de la vanguardia histórica cubana (estoy hablando de Víctor Manuel, de Portocarrero, de Amelia Peláez, de Arche, bueno, de todos los que la integraron) tú miras una obra y dices «esta es de fulano de tal», o esta es de «mengana de tal», porque son características, son improntas que se han hecho sello de identidad, y cada artista tiene un sello de identidad. Eso es lo que lo puede diferenciar; pero su sentimiento, las dificultades que confronta el artistas de la plástica… ¿ustedes quieren saber cuál es una de las principales dificultades que están pasando nuestros artistas de la plástica?, la carencia de materiales, que es como el cuento de que si la cocinera no tiene alimentos no puede cocinar, no puede hacer una comida, una cena, un desayuno. Entonces, estas son las grandes problemáticas. Y lo mismo tienen estos problemas los santiagueros, los habaneros, que los pinareños, que los avileños, que los guantanameros. No hay diferencia.

Tony Fernández fue reconocido durante El patio de los sueños

JOG: Cuando Cristo expulsó del templo a los mercaderes, no hizo más que establecer un equilibrio entre lo terrenal y lo divino, para potenciar una auténtica cultura del respeto. Si Ud. estuviese como Cristo ante las múltiples acechanzas, falsedades e impropias conductas que hoy afloran en el terreno del arte, ¿cuáles serían esos males que Ud. expulsaría de los predios de la cultura?

AFS: Quiero ser preciso para no equivocarme; no me gusta equivocarme, aunque soy humano y por supuesto meto la pata de vez en cuando. Yo lo primero que expulsaría es la mediocridad. Esa, para mí, no tiene sentido alguno en ninguna parte, mucho menos en el arte. Y de la mediocridad se desprenderían otra serie de cosas que, por supuesto, despreciaría también, las expulsaría de donde sea que estén, porque realmente no son honestas, ni son transparentes, ni son brillantes. Y para mí esas son características que yo admiro en una persona, en la sociedad, en el arte, en cualquier expresión social que nos pueda rodear. Yo, por ejemplo, no entiendo que tú tengas que hablar con voz ajena. Habla con voz propia, si lo vas a decir, dilo aunque sepas que te vas a equivocar, aunque sepas que te vas a condenar; dentro de eso el plagio… Y fíjense, en las artes plásticas hay una tendencia posmoderna que es la apropiación. Y la apropiación es lícita porque, digamos, es como tomar la Mona Lisa, de Leonardo Da Vinci, y transformarla; todo el mundo sabe que el icono visual de la Mona Lisa es de Leonardo, lo único que yo la cogí y la transformé; eso se llama apropiación. Pero tomar los colores, tomar la identidad, tomar las atmósferas, tomar las formas, eso no es otra cosa que plagio. Yo también lo expulsaría. A ver: la mediocridad, lo que no tiene voz propia, el plagio…, todo aquello que no sea una conducta profesional, transparente y honesta. Para mí eso es lo más importante. Y no crean que esto me ha causado beneplácito. Me ha causado muchísimos problemas; ser sincero, ser transparente, ser honesto, me ha causado problemas. Parece ser que a veces la honestidad no cabe, en este terreno que está ganando, lamentablemente, día a día la mediocridad en nuestro país. De verdad que sí, es alarmante. Y yo se lo he dicho a muchos amigos, amigas: «temo que me arrinconen contra una pared». Y lo que hay que hacer es combatirla y no tener medias tintas. Para mí, eso: la mediocridad lo envolvería todo.

JOG: ¿Puede hablarse, con toda propiedad, de que en Cuba existe un interés marcado por dotar a la producción editorial de libros de cualquier naturaleza, de un referente plástico o visual que como valor agregado contribuya al logro de un producto realmente artístico?

AFS: Mira, la producción editorial nuestra, lamentablemente atraviesa, como toda una serie de aristas, de factores en nuestra sociedad, atraviesa por momentos muy complejos. La carencia de papel, la carencia de maquinarias, de tecnología de avanzada, bueno pues ha traído como consecuencia… Por ejemplo, yo escribo sistemáticamente para varias publicaciones que «se publican», incluyendo estas cosas que a veces uno menosprecia (…), que es el soporte digital, páginas web o sitios web, etc. Pues yo escribo sistemáticamente para otras publicaciones en papel, como es, por ejemplo, la revista Arte Cubano y su boletín de noticias Arte Cubano. Está parado. Es decir, toda esa producción se ha tenido que ir a la esfera digital, porque no hay papel. Esto es algo muy lamentable. En el año 2018, gané el premio de la Beca de Investigación y Crítica Bernardo Barrios, que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, por una investigación que a mí me parecía que era importante, (…) la incidencia que han tenido las artes plásticas en el desarrollo histórico de la agroindustria azucarera cubana; (…) ¿cómo las artes plásticas cubanas (y no cubanas en Cuba) han visto este proceso? (…) Este libro, porque fue un libro (quizás en el libro lo más complejo son las imágenes, son 406 imágenes, y tiene aproximadamente 300 páginas), está detenido en su publicación porque no hay cómo. Por supuesto, ediciones Collage, del Fondo Cubano de Bienes Culturales, está haciendo todo lo posible porque el libro ya pueda salir para mediados o finales del año 2020. Pero, esa es la suerte. Yo hablaba de la catalografía ahorita; la catalografía también es una publicación. Y las dificultades de los catálogos son tremendas, porque no hay papel, porque todo se encarece, porque la cuatricromía no refleja bien el color, la forma, etc., hay que estar ahí trabajando este tipo de publicación tan especializada, tan exquisita, porque si no vamos a ver una obra deformada, en vez de ser un azul es un negro, en vez de ser un rosa es un rojo encendido. (…) Lamentablemente, nuestro país, y aquí yo sí tengo que hablar de algo, discúlpenme pero lo tengo que hablar, porque hay veces que no creemos en estas cosas: hay un bloqueo, un bloqueo brutal, que nos quiere desaparecer del mapa parece ser, ¿no? Y por supuesto, con eso van una serie de cuestiones: que no dejan entrar barcos, que no dejan entrar los aviones, etc.; que no entra un material que tenga un gramo de producción norteamericana en este país. Y muchas de las papelerías y muchas de las tintas son de fabricación norteamericana. Entonces ustedes pueden pensar e imaginar los problemas que pueden traer estas cuestiones, porque quienes nos venden, que están en la mejor voluntad, corren el riesgo de ser multados (…). Es uno de los grandes problemas del arte cubano actual: las publicaciones, y son necesarias. Por ejemplo, una revista (no sé si la conocen, creo que sí) Arte Cubano (estoy hablando de la revista), es una revista preciosa, es una revista de lujo, es una revista para coleccionar. Y está parada. Tú dices, «hasta eso nos pueden quitar». Entonces eso es peligroso; peligroso para el arte, peligroso para los que producimos textos para esto, y peligroso para el país, para los receptores que sencillamente también disfrutan de lo que escribimos y de lo que ustedes ven.

JOG: ¿Qué sueños le quedan por cumplir?

AFS: Yo siempre pienso en eso, y no es un sueño, es una realidad. Pienso que la vida me depare ser cada día un hombre mejor, de bien. He tratado de serlo, pero quiero seguir. Que la vida me depare mantener los amigos y amigas que tengo, porque son como la familia que no tengo. Que la vida me permita hacer algo más de lo que hasta ahora he hecho por el arte cubano, que es mi esfera. Ya he hecho algunos libros, he dirigido dos galerías. A mí alguien me preguntó alguna vez que si a mí no me gustaba que me dirigieran, porque durante una buena etapa de mi vida he dirigido, como director de galería, al frente de la sección de teoría y crítica, etc., y yo dije que sí, que incluso había sido dirigido, pero que yo siempre ponía una condición: que la persona que me dirigiera tenía que saber más que yo. Entonces yo también le pido a la vida eso, un conocimiento para saber más. Y que la vida me permita tener una salud, que se ha visto resquebrajada, pero que la tenga sobre todo con ciertas y determinadas cosas o sentidos, como por ejemplo el de las manos para poder seguir escribiendo, y el de la vista para poder seguir leyendo, y viendo. Yo quisiera también, y eso sí es un sueño… [hace una pausa, por la emoción] es que mi país sea un país mejor, para todos, y que no tengamos las dificultades que tenemos, y que esa mediocridad se vaya de una vez y por todas; y ojalá que ese sueño sí, también se haga realidad. Eso es todo.

Tony Fernández Seoane en «El patio de los sueños». Foto: Joaquín Sellén

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