Una mujer de fe
Reconoce tres pilares fundamentales en su vida en fe: su abuela, la parroquia de San Francisco y la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús.
A la abuela agradece «muchísimo esa formación inicial». A la parroquia de San Francisco, el «pertenecer a una comunidad, ser acogida, estar comprometida y compartir lo que había recibido». Con las religiosas del Sagrado Corazón compartió la vida durante seis años, «un tiempo bueno, intenso, que recuerdo con mucho agradecimiento, con mucha certeza en mi formación humana y espiritual».
Ahí están las raíces del camino que ha recorrido desde la fe y en servicio a la Iglesia y la comunidad, Giovanna Tames, responsable de la Comisión Diocesana de Catequesis, quien fue la invitada de El patio de los sueños, justo cuando este espacio celebra sus primeros cuatro años de creado en el Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret.
Con la misma pasión con que vive su fe, Giovanna conversó con José Orpí, anfitrión “del patio”, sobre sus experiencias como estudiante de Historia del Arte, en la Universidad de Oriente durante los difíciles años noventa: un período que recuerda como muy fuerte, pero vivido «con mucha intensidad»; sobre su etapa como docente en la prestigiosa Academia de Artes Plásticas de Santiago de Cuba; y también sobre su experiencia de vida familiar durante la Semana Santa en tiempos de confinamiento por la actual pandemia:
«Acompañar a nuestros hijos en la vivencia de la Semana Santa fue muy importante, no solo porque pudimos celebrar cada día con la riqueza litúrgica que tocaba, sino porque aprendimos muchísimo unos de otros», dice, mientas cuenta una experiencia que en sí misma es evangelizadora.
Para sus hijos son también sus sueños:
«A mí me encantaría —dice, ante una pregunta de Orpí— que mis hijos crezcan en un país donde vivamos al estilo de las primeras comunidades cristianas, donde podamos compartir con alegría, con sencillez, con generosidad, donde realmente podamos poner en común las cosas».
El patio de los sueños se creó hace ya cuatro años, con el objetivo de compartir con la comunidad de la parroquia Santísima Trinidad, el ejemplo de vida y obra de intelectuales, artistas, hombres y mujeres de fe, y miembros de la Iglesia Católica.
Desde aquel primer encuentro con el padre Catasús, y pasando por la inolvidable tarde que compartimos con Monseñor Dionisio Ibáñez, muchas han sido las jornadas en las que, de la mano de José Orpí, hemos podido conocer un poco más a personas que día a día dejan una huella indeleble en Santiago de Cuba, desde las artes plásticas, la música, la literatura, la fe, el servicio religioso.
Solo la pandemia ha impedido este encuentro cada tercer martes de mes, en el que la buena conversación se complementa con la narración oral de Georgina Soler, la música en vivo (que en este aniversario estuvo a cargo del buen amigo Carlos Javier Álvarez), la simpatía y picaresca de Orpí, y las dinámicas bíblicas que, de la mano de Mirtha Clavería, nos conducen por el conocimiento de la Palabra.
Oremos pues, por la salud de un espacio como El patio de los sueños y por sus organizadores. ¡Que nada nos impida seguir soñando!