Reinaldo Pagán: «Hacer arte es la prueba de que Dios existe»

Entrevista concedida por Reinaldo Pagán Ávila durante El Patio de los Sueños del martes 21 de diciembre de 2021.

Como despedida de este año 2021, El patio de los sueños ha decidido invitar a un representante de las artes visuales de nuestra ciudad. Ciudad que, como se sabe, es creativa y reconocida a nivel internacional. Nació en diciembre de 1971, realizó estudios en la escuela de arte José Joaquín Tejada. Ejerció como profesor de Dibujo y Anatomía en dicho centro, y es miembro de la Uneac. Ha realizado exposiciones personales en Santiago de Cuba, Francia, Austria, España y Polonia, y numerosas exposiciones colectivas en diversas partes del mundo. Miembro del proyecto artístico CARA-JO’. Ha obtenido premios en lugares tan disímiles como Bélgica, Portugal, Polonia, Macedonia, Camagüey, La Habana y Santiago de Cuba. Muy cercano a nuestro Centro Cultural, ha tenido participación en los Salones de Navidad 2005 y 2006, en el Salón de Arte Religioso (SAR) 2006 y en el de 2019, donde obtuvo el Primer Premio. Su obra Equilibrio, presentada en el VII SAR, fue premio del Consejo Parroquial a la Mejor Interpretación Bíblica, y adquirida por este concepto. Ha formado parte de seis exposiciones itinerantes del SAR en Camagüey, Santiago de Cuba, Holguín, Matanzas y La Maya. El 16 de este mes de diciembre fue protagonista, junto a Luis Antonio Rivero Ramos de la exposición Signos Vitales, en el Centro donde hoy los recibimos. Por tan brillante hoja de servicios este espacio, El patio de los sueños, se honra con la presencia de Reinaldo Pagán Ávila.

José Orpí Galí (JOG): Cuéntanos de tu experiencia como docente en la escuela José Joaquín Tejada.

Reinaldo Pagán (RP): Antes que todo, debo agregar que nuevamente me encuentro de profesor en la escuela, impartiendo Dibujo. Mi experiencia ha sido bastante fructífera, pues creo que uno enseñando aprende mucho, porque los estudiantes de arte, producto de su propia imaginación, nos aportan ideas. El acto de enseñar también es un proceso de aprendizaje. Para mí es una experiencia bastante enriquecedora la enseñanza. De hecho, en la exposición [Signos vitales] estuvieron mis alumnos, como una extensión de las clases, un poco para que se fueran empapando en el ejercicio de exponer, de mostrar las obras; y un poco también para que vieran que su profesor se mantiene activo en la creación. Porque, qué pasa en la escuela en la actualidad: que hay profesores que son muy buenos docentes, pero no tienen una vida como artista. Y yo creo que de alguna manera el profesor debe incidir en la vida creativa de la ciudad, para que los estudiantes se motiven a ser futuros artistas. Porque está pasando otra cosa: que los estudiantes solamente piensan en graduarse para ponerse a trabajar en otras funciones, con el interés del dinero; y eso de alguna manera ha contaminado la enseñanza artística.

JOG: ¿Cuántos años de estudio son?

RP: Ahora son tres años, y el cuarto que es la tesis. Cuando yo estudiaba eran siete años: tres de nivel vocacional y luego cuatro de nivel medio.

JOG: ¿En qué consiste ese proyecto artístico de nombre tan sugerente: CARA-JO’?

RP: Ese fue un proyecto que surgió en la década de los noventa. Fuimos todos graduados de la misma escuela, y coincidimos en un trabajo que estábamos haciendo, contratados por el Fondo de Bienes Culturales para un hacer un taller de montaje con vistas a decorar varios hoteles de Santiago de Cuba. En la década de los noventa en Santiago de Cuba el arte estaba sufriendo un proceso de decadencia, producto del llamado Período Especial, y decidimos entonces hacer un grupo de jóvenes que de alguna manera le cambiara la cara al arte, le inyectara sangre joven. Decidimos unirnos porque era la forma de penetrar en las galerías, en los espacios expositivos de Santiago; y se nos ocurrió CARA-JO’, que viene de «caras jóvenes», para darle un sentido jocoso a la palabra y un poco que intentar criticar, de alguna manera, todo lo que estaba pasando en los noventa con la crisis, la pérdida de los valores en la sociedad. Recuerdo una exposición que hicimos en la Galería Oriente, llamada Prohibido Prohibir, que la inauguramos con todas las luces apagadas, recuerda que en esa etapa había problemas graves con el fluido eléctrico y decidimos entonces hacer como una especie de parodia: apagamos todas las luces y fuimos pasando todo el público hacia la galería, y leímos las palabras con velas y vestidos de frailes. Un poco para llamar la atención y de alguna manera criticar ciertos aspectos que considerábamos negativos, sobre todo la pérdida de la espiritualidad y otros valores elementales del ser humano.

JOG: ¿Ya el grupo no existe?

RP: En realidad el grupo es un proyecto… No era que cada uno pintáramos el mismo cuadro. Cada uno tenía una individualidad que no se perdía a la hora de exponer; simplemente nos uníamos para hacer un proyecto, donde cada uno desde su punto de vista abordaba un tema, sin perder esa individualidad.

JOG: En el vigésimo SAR, 2019, con sede en este Centro Cultural, obtuviste el Primer Premio con la pieza Creación, que me inspirara el poema que leí. El jurado refrendó su voto con los siguientes argumentos: «Obra inteligente en la ejecución del oficio, el cual, permite ilustrar, a través de la sabia utilización de determinados códigos, el presupuesto que alude a la primera creación, obra de la Trinidad, y a la segunda creación en Cristo, por su muerte en la Cruz; asumido con una postura crítica y contemporánea». ¿Qué puedes referirnos al respecto?

RP: Para mí, hacer arte es la prueba de que Dios existe. Porque es que la inspiración es algo divino; es algo que nos llega y no sabemos cómo explicar. Es lo que me sucede a mí a diario. Me llega la inspiración y busco la explicación de por qué, de dónde viene. Por eso digo que, para mí, es la prueba que la mano de Dios está detrás de nosotros. En esa obra yo hago una especie de relación del acto de la creación de Dios para con nosotros, y del acto que nos convierte a nosotros en creadores a la hora de abordar o hacer una obra. Entonces hago una alegoría en ese sentido. Es por ahí por donde va la idea del cuadro. Como pueden apreciar, el mismo hombre está dibujando esa cruz, es lo que lo convierte a él mismo en creación y a la vez en creador.

JOG: El problema de la inspiración nadie ha podido explicarlo. Los antiguos le llamaban el «juez divino» y Sócrates lo llamó «el demonio interior». Es algo inexplicable. Y sale en momentos increíbles… Yo he estado viendo televisión y he tenido que salir corriendo a apuntar, porque si no se olvida

RP: Y qué artista no se ha levantado en la madrugada, desesperado por una idea que te viene a la mente y tienes que bocetarla o escribirla para que no se olvide, o para que no pase ese instante. Muchos artistas la llaman musa…

JOG: El hombre en su afán de nombrar las cosas las llama de mil maneras, y la verdad es un misterio. Pero esta inspiración tuya fue bastante divina, porque si te llevaste el Primer Premio [risas]

RP: Por eso te digo que es algo divino.

Pagán y José Orpí

Reinaldo Pagán y José Orpí durante El patio de los sueños. A la izquierda, la obra «Equilibrio».

JOG: El humor ha estado siempre presente en tu obra, de una manera incisiva y recurrente, en tus exposiciones y en los premios recibidos. ¿Qué potencialidades y vigores te ofrece el humor al concebir tu creación?

RP: Soy de los que piensa que el sentido del humor es algo que apela a la inteligencia humana. Lograr decir cosas que en la cotidianidad te das cuenta que son cosas tristes, desesperadas, angustias, y tratar de llevarlo con un sentido… no sé… el humor ayuda a digerir eso; a digerir de una manera más fácil, de una manera más inteligente. Llevar al espectador a una reflexión acerca de un tema que a otra persona le resulta chocante o muy fuerte porque ha vivido situaciones que son duras, difíciles, y en cambio tú le puedes arrancar una sonrisa que lo haga reflexionar, pensar sobre el problema, pero desde una óptica que lo haga reírse. Y esa es una característica del cubano.

JOG: ¿Reconoces en tu obra alguna influencia inevitable?

RP: De hecho, tengo muchas influencias del Renacimiento, sobre todo. Y de muchos pintores como Leonardo, Miguel Ángel… y también de pintores más contemporáneos, como Marcel Duchamp, Salvador Dalí. Y más acá artistas como Joseph Beuys, que fue un artista conceptualista alemán, del que me gusta mucho su obra. Actualmente estoy investigando un poco sobre esos terrenos. Estoy tratando de simplificar un poco más las formas. De hecho, mis últimas obras están por esa cuerda. Por ejemplo, aquí se muestra una obra [señala la obra Equilibrio, expuesta a su derecha] que fue hace ya unos años, donde se ve la influencia renacentista, en cambio en la exposición que se encuentra aquí [Signos vitales] se ve más la síntesis de la forma; no hay tanto regodeo técnico de apropiación de obras que tienen que ver con el Renacimiento, sino más bien se enfocan más en el concepto, no tanto en la técnica.

JOG: ¿Qué peso o valor añadido tiene Santiago de Cuba en tu obra?

RP: Santiago de Cuba es mi ciudad, la ciudad que amo, la ciudad donde nací. [Existe] el estereotipo cuando se hace una obra o cuando se ve una obra, de esa representación que el espectador espera ver para que sea santiaguera o de un lugar determinado, esos elementos que reconozcan de alguna manera en la ciudad. Yo no soy partidario de eso. Yo soy partidario de que el espíritu de Santiago de Cuba está en mi obra.

JOG: Si te diesen la posibilidad de viajar en la máquina del tiempo, pero solo al pasado, ¿qué instante de tu vida quisieras volver a vivir?

RP: La época en que entré a la Academia. Es la mejor etapa, el mejor recuerdo, todo ese proceso de aprendizaje. Además, fueron años muy interesantes, donde había muy buenos profesores en la Academia, también había buenos materiales; no como ahora que la Academia está pasando por una etapa bastante difícil en cuanto a materiales… Incluso, estoy experimentando con los estudiantes, buscando técnicas alternativas: café por ejemplo, porque tenemos problemas: no hay óleos, no hay pinceles, y lo poco que hay se trata de repartir lo más equitativamente… todo para que no se pierda el interés, porque el arte al final se hace con cualquier recurso, lo importante es no dejar de hacerlo.

JOG: No por gusto este espacio se llama El patio de los sueños, por eso quisiera que nos contaras, ¿qué sueños le quedan a Reinaldo Pagán por cumplir?

RP: Mi sueño sería tener una obra en algún museo de Cuba. Ese es mi mayor sueño. Incluso si pudiera ser en el [Museo Emilio] Bacardí sería genial, porque es mi ciudad. Y creo que es el sueño de todo pintor: que un museo de arte (bueno, si no puede ser de aquí, de otro país, no sé) adquiera la obra de uno.

JOG: Pero quizás ese sueño no esté tan lejano en su consecución, porque hay golpes de suerte también…

RP: Sí, he tenido algunas experiencias, por ejemplo, doné una obra a la Fundación Carter en Estados Unidos. Y varios museos de Europa [cuentan con mis obras como parte de] salones de humor en los que he participado.