Presentado el número 56 de Viña Joven

Cubierta del nro 56 de la revista Viña Joven
Diecisiete años y 56 números, dicen mucho de la perseverancia, del compromiso del equipo que lleva sobre sus hombros (y/o su cervical) la realización de la revista Viña Joven. Máxime en estos tiempos tan pocos proclives, al parecer, para el normal desarrollo, crecimiento y mantenimiento de las revistas culturales-literarias.
Tiempos que en Santiago de Cuba ya cobraron su primera víctima de renombre, la revista SIC; y que mantienen en vilo y alimentan las úlceras estomacales de no pocos equipos de redacción de otras publicaciones de igual corte, quienes ven acumularse números tras número en sus computadoras, sin la certeza de cuándo será posible tener entre las manos el producto final, como Dios y el Sistema Nacional de Publicaciones Seriadas mandan.
Y en ese proceso de victimización «pagan justos por pecadores» (aunque no me quede claro en este caso, quiénes serían los últimos). Y me refiero a que no hay que verlo solamente como la pérdida de una revista, sino todo lo que hay detrás de ello: dígase, la pérdida de un medio de comunicación, de un espacio para la exposición de trabajos investigativos, para la promoción del quehacer cultural de una ciudad, un país; el silenciamiento de no pocos intelectuales.
En medio de este panorama que he intentado explicar someramente, sin querer sonar muy pesimista que digamos, Viña Joven se presenta como alternativa válida, real, palpable (y creo que nunca mejor escogido este adjetivo), para esos investigadores, intelectuales, artistas que, por suerte, aún tienen mucho por decir.
No es inmune Viña Joven a los avatares que afectan a otras publicaciones (basta notar que el número 55 y 56, salen prácticamente juntos, cuando uno mira a Navidad y el otro a Cuaresma); sin embargo, todavía puede vanagloriarse que, en retrospectiva, ningún año queda huérfano de sus tres números correspondientes.
Y en esto mucho tiene que ver, como he dicho, la consagración, los desvelos de su colectivo de trabajo, liderado por una incombustible Mirtha Clavería, una no menos incansable Carmen López, y el apoyo incondicional del Padre Álvaro Flores, el Hno Manuel Pliego, y un sinnúmero de colaboradores, a veces anónimos pero imprescindibles.
Justo hoy nos reunimos en esta extraordinaria institución que es el Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret, alma mater de Viña Joven, para presentar su más reciente número correspondiente al período enero-abril de 2016, misión que me han confiado y asumo con gran placer.
Esta será una presentación atípica. Más que presentación, tertulia. Más que disertación de mi parte, la posibilidad de abrir una puerta al intercambio con los autores publicados en este número, que pertinentemente iremos presentando. Así lo han querido Mirtha y su equipo, y a mí la idea me ha encantado.

El poeta y narrador, Noel Pérez García, presenta el número 56 de la revista Viña Joven
Empecemos con los aspectos formales.
En cubierta nos recibe un detalle de Ecce Homo, del artista de la plástica Fernando Goderich, obra que mereciera el Primer Premio del XVI Salón de Arte Religioso (SAR), realizado en noviembre de 2015 y cuya acta de premiación y Catálogo pueden ser encontrados de manera íntegra en este número de la revista (pp 7-20); algo que se ha convertido en costumbre en los números iniciales de cada año, y que en esta ocasión trae como novedad la inclusión del listado de Premios Colaterales adjudicados, como «forma de reconocer públicamente el apoyo brindado a esta convocatoria por diversas instituciones».
Siempre he considerado válido la reproducción del catálogo de los SAR en la revista Viña Joven; aunque justo es señalar que, lastimosamente, la impresión en blanco y negro priva al lector de valorar en toda su dimensión, la calidad de las obras presentadas, algunas de la cuales en realidad pierden mucho.
Quizás sería conveniente, para ediciones posteriores, hacer acompañar este acápite de la revista, con algún trabajo crítico sobre el SAR correspondiente; algo que corresponderá valorar al Consejo de Redacción y servirá de reto para nuestros críticos de arte.
Abramos «oficialmente» la revista.
Uno de los méritos que siempre ha tenido Viña Joven es la capacidad de ubicar de inmediato al lector, acerca del contenido de la revista. La Presentación y el Índice, se complementan perfectamente. El primero explica en breves flachazos los principales artículos del número, mientras el segundo, sirve de simple derrotero hacia los mismos. Tal eficiencia guardan ambos, que de tener ustedes en sus manos la revista con antelación, tal vez mi trabajo acá estaría de más.
Pero no es así, y sigo entonces con mi presentación.
Cinco son las secciones que conforman el nro 56. Las habituales. Ventana al lector, Artes Plásticas, Cultura cubana, Lenguaje y Comunicación y la Tertulia Literaria.
En la primera de ellas, Ventana al lector, nos recibe un mensaje del Papa Francisco. Aun cuando está dedicado a la Cuaresma de 2016, y ya pasamos la mitad de junio, es un mensaje atemporal. Un llamado a la misericordia, que nos invita, cualquiera sea nuestra fe, a traducirla «en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y el espíritu (…): nutrirlo, consolarlo y educarlo». Esto también es cultura.
De la sección de Artes Plásticas ya comentamos. En este acápite adelantarnos solo un poco, hasta la última página, y recordar que está abierta la convocatoria al XVII SAR, que tendrá su inauguración el 15 de diciembre, de este 2016.
La sección de Cultura cubana la conforman dos artículos. Adelsa Martínez Labañino nos ofrece un acercamiento a un santiaguero que permanece en la memoria de la ciudad: el Dr. Felipe (Francisco de la Caridad) Martínez Arango. Abogado, historiador, arqueólogo, profesor e investigador, Martínez Arango formó parte activa de varias instituciones, agrupaciones y asociaciones trascendentales en la cultura santiaguera. Bastaría mencionar entre ellas el Grupo Humboldt y la Universidad de Oriente. Su obra aún prestigia a su ciudad natal, a tal punto, que en 2007 fue seleccionado por la Delegación Territorial del CITMA en Santiago de Cuba, como una de las Personalidades de la Ciencia.
Este acercamiento a «un hombre infatigable, de traje y corbata, muy respetuoso y de vasta cultura», sirve como pretexto para reseñar la trascendencia de varias de esas instituciones a las cuales él perteneció.
Sin embargo me gustaría señalar que el artículo tal vez pudo haber cerrado el ciclo de la vida y obra de Martínez Arango. Entiéndase, llegar hasta su muerte (cuya fecha no se menciona) y la obra que hasta esa fecha acumulara.

Vladimir Martínez, uno de los autores publicados
El segundo de los textos de la sección resulta muy singular, dentro de lo publicado hasta hoy por Viña Joven. Se trata de un análisis histórico de la impronta del Cabaret dentro de la cultura cubana, específicamente, sus manifestaciones en Santiago de Cuba. De la autoría de Vladimir Martínez Savón, Santiago Espectacular: su impronta en la cultura cubana, nos acerca no solo a los orígenes de este tipo de manifestación artística en Santiago de Cuba, sino que, y ahí uno de sus méritos, rescata nombres imprescindibles en este ámbito, algunos de los cuales, aún se mueven hoy en el mundo del espectáculo santiaguero, con una labor muchas veces anónima.
Aún cuando considero que al texto le hubieran hecho falta algunas notas al pie para esclarecer determinados aspectos; de manera general es un artículo muy bien estructurado que llega incluso a identificar varias de las deficiencias que lastran hoy en día el espectáculo de cabaret en Santiago de Cuba, acápite que quizás merezca otro trabajo de opinión por parte del autor.
Adentrémonos ahora en la sección del Lenguaje. Darío Muñoz Proenza, un lingüista autodidacta, como consigna la breve reseña biográfica que acompaña el texto, se detiene en un hecho del cual todos, en alguna ocasión, hemos sido testigos. Las diferencias en la expresión de vocablos según las «normas cultas», en el lenguaje español. Ojo con este artículo, sobre todo, para aquellos que tienen en la expresión oral y la comunicación, su mundo laboral.
Por su parte, Alex Muñoz Alvarado, uno de los colaboradores habituales de Viña Joven, nos aclara (me aclara) Sobre la forma gráfica y gramatical de un cubanismo muy generalizado: Joven Club (jovenclub). No digo más, el artículo habla por sí mismo, y por su brevedad y contundencia, no necesita mayores credenciales.
La Tertulia Literaria cierra las secciones de la revista. ¡Y cómo la cierra! Aquí permítanme romper por momentos, la cronología seguida en las secciones anteriores y comenzar por el texto final.
Este es una aproximación que realiza el poeta y narrador José Orpí Galí, otro de los habituales de Viña Joven, a la narrativa infantil contemporánea. En ¿Despertar a la bella durmiente?, Orpí nos conduce con su singular estilo, a cuestionarnos junto con él si «¿les llegó la hora del retiro [a duendes, gnomos, hadas y gigantes;] “o pasan a desempeñar otras funciones”?».
En este recorrido inverso en que los llevo dentro de la Tertulia, nos encontraremos con dos de los textos premiados en la más reciente edición del Concurso Caridad Pineda de Promoción de la Lectura; un evento en el cual habría que detenerse para dedicarle unas palabras, pero prefiero que sea más allá del marco formal que impone esta presentación.
Los textos en cuestión son Rudyard Kipling: los libros son manantiales, de Pedro Manuel Calzada, un jubilado habanero que se alzara con el Gran Premio en esa cuarta edición del Caridad Pineda; y Mi Bomarzo, de Misael Lageyre Mesa, Premio del Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret, en el ya mencionado concurso.

Misael Lageyre compartió su experiencia en el Concurso Caridad Pineda in Memoriam
El primero de los trabajos toma una anécdota personal del autor, como punto de partida para hacer una reflexión sobre la importancia de la lectura en la vida de los hombres; o en este caso, un niño, a sus catorce años. Entrega, como colofón, un poema del Premio Nobel de Literatura Rudyard Kipling, que le fuera regalado en su niñez por una misteriosa monja, y que resume en sus versos, una filosofía de vida que parece haber acompañado al autor de este texto, y hoy Viña Joven los comparte, gracias a él, con ustedes.
Pedro Manuel es habanero, y no puede acompañarnos para contarnos de la experiencia de su participación en este concurso. Pero sí está con nosotros Misael, quien mereciera el premio de esta institución con las vivencias que le significó la lectura de Bomarzo, la obra cumbre del escritor y periodista argentino Manuel Mujica Láinez. No seré yo quien les devele los sentimientos encerrados en el texto de Misael; tampoco quiero que él les adelante lo que solo debe ser descubierto en la lectura del texto; aunque sí me gustaría que al final, sea Misael quien nos convoque, desde su experiencia, a contar sobre el libro que marcó nuestra vida.
Y ahora sí, casi cierro este acápite de la presentación que me corresponde, al mencionar que la Tertulia Literaria abre con la transcripción del Acta de Premiación y Premios colaterales, del XIII Concurso Literario Viña Joven, celebrado en octubre de 2015, y dedicado al género poesía.
En aquella oportunidad, los asistentes a la premiación, pudimos disfrutar, de voz de sus autores, los poemas que merecieron el segundo y tercer premio, correspondientes en ese orden a: Onel Pérez Izaguirre, quien, desde «su poesía concentrada, casi minimalista», nos confesó «crecí sin padre,/ como un perro que sangra/ por la boca»; y al holguinero Moisés Mayán, a quien sus hijas lo dibujan como «una ballena azul casi del tamaño de la página./ Sin mar./ Sin esperanza. / Varada».
Pero algo faltó en aquella tarde de premiaciones. Y como nos somos de quedar en deudas, hoy, la Tertulia Literaria salta de la página y se hace verbo, música, cuando invitemos a este escenario al ganador del Primer Premio del XIII Concurso Literario Viña Joven; el joven poeta y narrador Yunier Riquenes, para compartir su poemario Estibadores, en un mano a mano con el trovador Carlos Javier Álvarez, quien ha tenido a bien acompañarnos esta tarde noche, con su arte.
Pero antes, sean pacientes y permítanme un último comentario. Casi al final de la revista, justo después de la convocatoria el XIV Concurso Literario Viña Joven en la página 59, aparece una encuesta, en la cual se pide a los lectores verter sus opiniones «en aras de perfilar y perfeccionar nuestro [el de la revista] trabajo». Los invito entonces a llenar esta encuesta y hacérsela llegar al equipo de Viña Joven. Conviértase así también en uno de sus creadores, contribuya a ese largo tramo de vida, que aún le queda por desandar, a esta revista.
Muchas gracias.
Junio 16 de 2016
Lic. Noel Pérez García
Poeta y narrador.
Miembro de Ediciones Caserón