Recordación a los Mártires de Barbastro

El sábado 13 de agosto fueron recordados los Mártires Claretianos de Barbastro; asesinados por milicianos anarquistas en el inicio de la Guerra Civil Española en la localidad oscense de Barbastro, España.

Durante la liturgia correspondiente a este día, fueron leídos himnos en honor a aquellos padres y jóvenes seminaristas, asesinados entre los días 2 y 18 de agosto de 1936.

Asimismo, se dejó escuchar el Testamento Espiritual de los Mártires de Barbastro, escrito por Faustino Pérez, en una envoltura de chocolate. Testimonio conmovedor de una fe; que aquí reproducimos:

«Querida Congregación: Anteayer, día 11, murieron, con la generosidad con que mueren los mártires, seis de nuestros hermanos; hoy, trece, han alcanzado la palma de la victoria 20, y mañana, catorce, esperamos morir los 21 restantes. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Y qué nobles y heroicos se están portando tus hijos. Pasamos el día animándonos para el martirio y rezando por nuestros enemigos y por nuestro querido Instituto. Cuando llega el momento de designar las víctimas hay en todos serenidad santa y ansia de oír el nombre para adelantar y ponernos en las filas de los elegidos; esperamos el momento con generosa impaciencia, y cuando ha llegado, hemos visto a unos besar los cordeles con que los ataban, y a otros dirigir palabras de perdón a la turba armada: cuando van en el camión hacia el cementerio, les oímos gritar ¡Viva Cristo Rey! Mañana iremos los restantes y ya tenemos la consigna de aclamar, aunque suene los disparos, al Corazón de nuestra Madre, a Cristo Rey, a la Iglesia Católica, y a ti, Madre común de todos nosotros. Me dicen mis compañeros que yo inicie los ¡vivas! Y que ellos responderán. Yo gritaré con toda la fuerza de mis pulmones, y en nuestros clamores entusiastas adivina tú, Congregación querida, el amor que te tenemos, pues te llevamos en nuestros recuerdos hasta estas regiones de dolor y muerte.

»Morimos todos contentos sin que nadie sienta desmayo ni pesares: morimos todos rogando a Dios que la sangre que caiga de nuestras heridas no sea sangre vengadora, sino sangre que entrando roja y viva por tus venas, estimule tu desarrollo y expansión por el mundo. ¡Adiós, querida Congregación! Tus hijos, Mártires de Barbastro, te saludan desde la prisión y te ofrecen sus dolores y angustias en holocausto expiatorio por nuestras deficiencias y en testimonio de nuestro amor fiel, generoso y perpetuo. Los Mártires de mañana, catorce, recuerdan que mueren en vísperas de la Asunción. ¡Y qué recuerdo este! Morimos por llevar la sotana y moriremos precisamente el mismo día en que nos impusieron. Los Mártires de Barbastro, y en nombre de todos, el último y más indigno Faustino Pérez C.M.F. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Corazón de María! ¡Viva la Congregación! Adiós, querido Instituto. Vamos al cielo a rogar por ti. ¡Adiós, adiós!»

Imagen tomada de http://www.ain-es.org