Para mí la fe está por encima de todo
Entrevista concedida por el artista plástico santiaguero Fernando Goderich en El Patio de los Sueños.
José Orpí Galís (JOG): Venías tentando suertes y discursos en diferentes salones nacionales de Arte Religioso. Poco a poco te acercabas a la meta. Pero ya en el más reciente evento te alzaste con el máximo galardón. Descríbenos en qué consiste la obra ganadora, tus fuentes de inspiración, en fin, qué significado tiene para ti este premio.
Fernando Goderich (FG): Ante todo muchas gracias por invitarme. A mí siempre, católico al fin, la imagen de Cristo, como hombre, como ser espiritual, me ha cautivado y lo he tenido como un misterio; como un hombre que tuvo que sacrificar mucho, pudo haber sido Rey, pudo haber sido dueño del mundo, y sin embargo se sacrificó para salvar al ser humano.
Yo empiezo a trabajar el “infinismo”, que es como llamo a este tipo de trabajo, precisamente en “Ecce Homo”, uniendo los elementos que, con respecto a mi psicología, se van integrando a lo que es el formato de la obra. Si puedes ver, el pintor tiene un formato planimétrico en el que, al dibujar, los espacios se quedan en los laterales; entonces en un momento dado me vi en la necesidad de salir del espacio. En ese aspecto fui dándole forma a los diferentes elementos pictóricos y lo que más cautivó fue el precisamente el Ecce Homo, a partir del cuadro más antiguo de Cuba que está en la catedral. Desde chiquito, cuando yo iba a la catedral, me quedaba mirando ese cuadro, porque cautiva, te da una sensación de, que de verdad, parece que sale del cuadro. Siempre me quedé con eso, año tras año, y cuando fui madurando este estilo, el “infinismo”, vi en este cuadro la posibilidad de poderlo concretar, teniendo en cuenta que convergen diferentes estilos y, lo más importantes, que las personas puedan interactuar con los elementos que conforman esta suerte de rompecabezas.
JOG: Todo aquel que se acerque al importante Diccionario Básico Escolar, del Centro de Lingüística Aplicada, va a descubrir que eres uno de sus ilustradores. Sabemos además de tu vinculación con el universo del libro. Cuéntanos de esa arista de tu profesión.
FG: Yo trabajé como diseñador gráfico en la Editorial Oriente durante diez años. Allí aprendí mucho, fue una escuela. Yo entré de casualidad en la editorial; en un momento determinado yo iba a trabar en el cementerio [Santa Efigenia], por el Conservador y una amiga me dice que hay trabajo en la Editorial Oriente. Fui y conversé con Aida Bahr, que era la directora, y me pusieron como instructor a Orlando Hechavarría, un gran diseñador y un maestro muy exigente; con él aprendí mucho. En general me dejó una gran enseñanza.
JOG: La ciudad de Santiago de Cuba, agreste, ciclónica y bulliciosa, ¿posee algún significado especial para Goderich?
FG: Todo aquel que conozca mi obra sabe que Santiago de Cuba es para mí un aporte fundamental. Siempre me han encantado las lomas, el calor, el ímpetu que tiene el santiaguero. Eso se refleja en mi obra, desde un principio. Ahora mismo veo un diapasón de rostros que te dicen cosas, cada uno tiene un sueño por dentro, una vicisitud. Y es que la observación en el pintor es fundamental y es lo que me hace, más que hablar, pintar.
JOG: Fuiste invitado a una suerte de Taller que tuvo lugar en El Cobre, a tenor de la trascendental encíclica del papa Francisco, Laudato si’. ¿Cuáles fueron tus criterios al respecto?
FG: Eso fue una experiencia motivadora, novedosa, y reveladora. En primer lugar tuvimos la suerte de conversar con Tomás Sánchez. Lo conocí cuando estaba en la escuela, un hombre muy sencillo, que sabe cómo llegar a la persona. Aparte de esta experiencia, la oportunidad de conocer más sobre la encíclica Laudato si’. Y ese taller me gustó muchísimo porque me vi unido a esa forma de pensar del papa Francisco. Por otro lado salió la convocatoria para el Salón de Arte y aunque es un tema difícil que muchos pintores no entendieron, estoy trabajando en ello.
JOG: (…). ¿Cómo se manifiesta en Goderich el complejo concepto de la fe, tomada esta en su sentido más amplio.
FG: Es una pregunta difícil. Creo que como todos, hay momentos en que la fe se tambalea, en que uno tiene dudas del por qué las cosas. Principalmente, cuando uno tiene seres queridos, que son buenas personas, como el caso de mi madre y de momento sufre una demencia senil; y hay otras personas de menos valores, viviendo y hasta con mucho dinero… y a veces uno se pregunta “por qué a ella”. Esos son momentos en que uno se cuestiona “si la fe, si Dios”… a lo mejor tiene un sentido, esas son cosas que van más allá de mi comprensión, pero como soy terrenal me trastocan. Pero yo le pido mucho al Señor que me lleve por el buen camino. La fe para mi está por encima de todo.
JOG: Ya que este espacio se nombra “El patio de los sueños”, ¿qué sueños por cumplir tiene aún en su mochila Goderich?
FG: Creo que la mayoría. Estamos viviendo en un momento difícil; vivimos en un país que tiene muchos problemas económicos y además, vivimos en una ciudad (que me encanta) y tiene más problemas económicos. Como artista a veces pensamos “por qué no irse para La Habana”, hacer como muchos orientales (muchos de los Premios Nacionales de Artes Plásticas son de origen oriental). Por ejemplo, algunos de mis maestros (Aguilera Vicente, Camué, Horruitiner) por estar aquí, por ser santiagueros, por cumplir con su ciudad, que la quieren, que la plasman, no son Premios Nacionales. A mí me gusta mi ciudad y espero estar en ella durante mucho tiempo.