Vivian Lozano: «me atrae mucho el misterio» que hay en el grabado

Entrevista concedida durante El patio de los sueños del 18 de febrero de 2020, al escritor José Orpí.

La Editorial Oriente, con el apoyo de la Fundación Caguayo, publicó un libro en saludo al 500 aniversario de la ciudad de Santiago de Cuba. No era un libro cualquiera, porque trataba de contar, por medio de la poesía, la historia de nuestra ciudad, pero con destino al público infantil. Azarosa experiencia en la que me vi enrolado, por suerte y gracia del Altísimo, dada la persistencia de su “majestad” Olga Portuondo. Es un libro hermoso, lo que se debe en gran medida a que las ilustraciones fueron hechas por niños, convocados a través de un taller. Ese taller lo dirigió nuestra invitada de hoy. Artista de la plástica, imprescindible en el ámbito de la visualidad. Por supuesto que me refiero a Vivian Lozano Caballero.

Ya había demorado mucho El patio de los sueños en tenerla aquí; y es que localizarla no resulta fácil, por sus múltiples tareas, compromisos y empeños artísticos. Vivian ha estado muy vinculada a este Centro [Cultural y de Animación Misionera] San Antonio María Claret. Participó en el II Salón de Navidad (2014), el V Salón de Arte Religioso (2014) —donde obtuvo segundo premio y premio colateral—, así como en el VI Salón [de Arte Religioso]. Fue jurado en el decimoctavo Salón. En fin, que una vez más se prestigia este espacio con la presencia de una artista integral, que ha sabido conjugar tales virtudes, a su condición de buena persona, sencilla pero grande, como son los verdaderos talentos. Bienvenida, Vivian.

 

José Orpí Galí (JOG): Los caminos son importantes, y nosotros muy curiosos. ¿Cómo llega Vivian al inquieto y colorido cosmos de las artes plásticas? ¿Existe una vocación familiar que te encaminó?

Vivian Lozano Caballero (VL): Yo digo que todas las personas tiene vocación para dibujar, cantar, escribir…, pero siempre hay que desarrollarla. Estudiando en la primaria, en el Centro Escolar 26 de Julio, un profesor de cerámica de la Academia de Artes Plásticas (ya fallecido), Monroy, tenía un círculo de interés allí, donde yo participaba; y a mediados de curso llega diciendo que hay convocatorias para la Academia (cuando aquello la Academia se empezaba en séptimo grado). Y así es como yo entro en la escuela: tomo la convocatoria, la llevo a mi casa, mis padres empiezan a cuestionar, a querer saber los pro y los contra (yo era muy sobre protegida, porque soy única hija y saben lo que eso conlleva), y accedieron a que yo hiciera las pruebas y entré. Tengo un primo que ya estudiaba en la escuela, estaba en segundo año de nivel elemental, aunque después que se graduó no continuó ejerciendo la profesión, no está dentro de las artes. Hay otros que sí están dentro del teatro, tiene habilidades manuales, pero no ejercen la profesión, no se vincularon con esto. Mi papá, dentro de su formación, también tiene habilidades manuales (hacía el trabajo de grabar letras en objetos); mi mamá era peluquera, que también tiene que ver con el desarrollo de la visual con las manos…; pero dentro de las artes solo era un primo que estaba en la escuela.

JOG: Además de la Vivian que ama y disfruta las artes visuales, existe la Vivian pedagoga, que con pasión se enfrenta a otros receptores y siembra en ellos el conocimiento y la aplicación de las técnicas. ¿Qué placeres o retos te brinda el espacio del aula?

VL: Realmente son placeres y retos. Muchos, muchos retos. A pesar de que la docencia dentro de las artes tiene pocos alumnos, pero cada alumno es un mundo aparte. Yo tengo solamente diez años en la docencia dentro de la enseñanza especializada; porque realmente como docente estoy desde que me gradué, porque me ubicaron a trabajar como instructora de arte, donde estuve doce años. Después fui a trabajar al Centro de Arte [Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño] y allí también tuve que impartir clases a niños, jóvenes, adultos y hasta la tercera edad. (…).En estos diez años de la Academia, realmente, he aprendido muchísimo, porque con los estudiantes se aprende mucho, porque son experiencias individuales. Cada alumno es una experiencia diferente, porque están educados en familias distintas, tienen niveles de formación diferentes, intereses diferentes, conductas diferentes. Y es un reto también, porque muchos estudiantes tienen habilidades manuales, pero no tiene quizás la memoria, la retención, como un estudiante de un preuniversitario; y uno quiere siempre que el alumno sea lo mejor posible, o que sea un alumno de 100 puntos y no siempre es así. Generalmente, los estudiantes que tienen bajas notas en la enseñanza general son los mejores en la especialidad, que es realmente lo que nos interesa a los profesores de la especialidad (que sean buenos alumnos). Hay otros que tiene bajas notas en las dos cosas, y hay que hacer un trabajo profundo. Hay que investigar a veces en cuestiones más delicadas: cómo es su comportamiento con la familia; porque hay que buscar la manera de que los alumnos, con los problemas que enfrenten, tengan resultados; porque ese es el resultado del profesor. Y es una experiencia que estoy teniendo hoy. El grupo más grande que he tenido, que fue el primero, era de seis estudiantes (seis varones); y he tenido dos cursos de un solo alumno, que es lo más difícil: es un solo estudiante contra el profesor; no hay mucho diálogo, no hay mucho intercambio, hay que inventarla. Por suerte, hoy estoy dando clases en el Taller Cultural [Luis Díaz Oduardo], que eso también me ofrece una posibilidad de que el alumno intercambie con otros estudiantes (pues también, por suerte, le doy clases a tercer y cuarto año; de grabado). Hay que buscar soluciones y alternativas para que el estudiante tenga intercambio y se nutra y comparta criterios, investigue. Hay que provocar que vaya a las galerías (vivan donde vivan), que vayan a las bibliotecas, que busquen información, que busquen libros, que socialicen, para que puedan elevar su nivel cultural, tengan las características que tengan. Y ese es el reto. El estudiante es bueno o es malo en dependencia de lo que trabaje; y la labor del profesor es tratar de que trabaje, de que aprenda lo que tiene que aprender. Yo digo que si vemos en la televisión de que hay un animalito que pinta, o hay una persona que tiene alguna limitación ya sea física o mental, y pintan, un estudiante de Academia tiene que tener resultados. Y ese es el fin que yo tengo como profesora: que el estudiante tenga resultados. He logrado que participen en eventos nacionales, como los eventos de grabados y los concursos de colografía Belkis Ayón, que son en Cienfuegos (casualmente este año toca, en abril, y ya los egresados están preparando obras para enviar). Y eso es lo que me propongo: que tengan resultados, para yo también como profesora tener resultados.

JOG: A tenor del taller que conformaste para ilustrar el libro Santiago de Cuba: ciudad cantada, quisiéramos saber si fue un hecho único o si con frecuencia acudes a este sistema, con el fin expreso de, además de enseñar, obtener algún resultado otro.

VL: Trabajando como instructora de arte tuve que hacer muchas cosas con los niños; y como te dije, con las características de cada uno de ellos enseñarles las técnicas para que tuviera un resultado lo mejor posible. Ese fue el primer trabajo que yo hice, como ilustración de un libro y me encantó como quedó. Realmente yo pensé que lo podía hacer en dos meses. Me equivoqué. Tuve que tomarme un poco más de tiempo, porque cuando empecé a leer los poemas de Orpí (…) Dije, bueno, este es otro reto. Tuve un poquito más de tiempo, tuve seis meses para hacerlo. Porque no podía hacerlo en grupo, porque eran niños que no tenían experiencia con ningún tipo de trabajo técnico. Entonces lo fui trabajando de dos en dos, de tres en tres…, con dos sesiones de trabajo cada uno. Fueron niños de cinco a catorce años. Y creo que fue positivo el resultado del libro. En estos momentos me solicitaron otro, y ahí lo tengo en la casa para hacerlo, y ahora estoy en el proceso de buscar los recursos, porque cada día los recursos están más difíciles. Y ahí, a trabajar para que quede con la calidad que quedó el anterior.

JOG: ¿Entre las múltiples variantes que conformar el universo de las artes plásticas, existe alguna en específico por la que sientas mayor preferencia?

VL: De hecho yo estudié grabado, específicamente. Cuando empiezo a estudiar en la Academia los tres años de nivel elemental, se daba de todo: pintura, dibujo, grabado, escultura; se daban otras técnicas aplicadas, técnicas mixtas; para que el estudiante tenga la mayor idea de las manifestaciones básicas y pueda decidir en qué especializarse. Yo preferí por el grabado, aunque tenía dudas si pedía grabado o escultura…, porque a mí me atrae mucho el misterio, el que yo no vea la obra cómo está quedando realmente; el misterio, porque como pasa en el grabado, uno no sabe lo que queda hasta que salga de la prensa; y la escultura, en algunos casos sucede así, sobre todo la cerámica, que no se ve la obra hasta que sale del horno. Entonces, esas son las cosas que me llamaban la atención, y me decidí por el grabado. Además, por la cantidad de experimentos que tiene; se pueden aplicar también conocimientos de la pintura; tiene muchos puntos de contacto con la escultura. Además, en la Academia (…) di talleres complementarios de pintura, de escultura (yo no salía de los talleres de escultura, a pesar que era de grabado. De hecho, hoy ando haciendo algunas esculturas muy pequeñitas y algunas cerámicas, porque realmente nunca me ha dejado de llamar la atención la escultura). Pero la especialidad mía es el grabado: sus cuatro sistemas de impresión, más el sistema digital que también se mezcla con los cuatro sistema que tiene la gráfica.

JOG: ¿Consideras a Santiago de Cuba como una plaza fuerte en la temática de las artes plásticas?

VL: Una pregunta un poquito difícil de contestar, pero haré lo posible. Santiago siempre ha sido una plaza fuerte dentro de la plástica. Lo que está ocurriendo hoy no es solamente en Santiago, es en el país completo por disímiles circunstancias. La plástica ha bajado, ya lo decía, por muchas circunstancias, ha bajado la producción, el comercio que es importantísimo para el desarrollo de la plástica (todo el mundo sabe que en Santiago de Cuba prácticamente no hay turismo), si no hay venta no hay recursos, si no hay recursos no se puede producir). Lo que más afecta a la plástica es el problema económico; una de las cosas que más está afectando, no solamente a la plástica: lo está afectando todo. Pero, Santiago sí es una plaza fuerte en sentido general en el país. En el grabado también. Después de La Habana, Santiago de Cuba es la plaza más fuerte del grabado en el país; quien más aporta obras a los eventos nacionales de grabado son La Habana, fundamentalmente, y después Santiago de Cuba; e incluso en los resultados también. Además de otras plazas: Pinar del Río, Villa Clara, Cienfuegos; pero en mucho menor medida que Santiago. El arte, en sentido general, es de ciudades cabeceras, de capitales. El arte no es para desarrollarlo en pueblitos, aunque salgan algunas personas que hayan nacido en zonas intrincadas, pero tiene que ir a desarrollarse a ciudades capitales, porque tienen que relacionarse, tienen que socializar, tienen que ver museos y los museos están en ciudades principales; los galeristas, los críticos, los especialistas están en ciudades principales. Pero Santiago se mantiene siendo la segunda ciudad de importancia en la plástica en el país. Lo puedo decir así. A pesar de que haya bajado.

JOG: Has sido acreedora de múltiples premios y reconocimientos por tu labor. Recuerdo que arrasaste en una de las últimas ediciones del Salón Oriente. ¿Existe algunos de esos premios que para ti posea una importancia especial?

VL: Bueno, casualmente ese es uno de ellos. Los que más recuerdo son los tres premios del antiguo Salón 30 de noviembre, que ya no se hace, o mejor dicho, se le cambió el nombre, se llama SAVE (Santiago, Artes visuales y Experimentación). Allí obtuve tres veces premio, en 2002, 2005 y 2007. El premio al que hacías alusión, el del Salón Oriente 2008. El segundo premio del Encuentro Nacional de Grabado, que para mí ese es el más importante. Estas obras, premio del Salón de Arte Religioso. El premio del Salón de la Ciudad, del año 2004. Y una mención, que aunque es una mención, pero es de Casa de las Américas, del evento La joven estampa, que es para jóvenes artistas, grabadores de menos de 35 años, que fue un evento internacional. Creo que fue el último que se hizo, si mal no recuerdo. Se hacía normalmente cada dos años, y por cuestiones económicas y de logística, incluso por problemas de la galería, estuvo sin hacerse cuatro años. Entonces ese salón se repletó de obras, que no cabían en la galería de Casa de las Américas. Y allí se dieron seis menciones, entre cientas y tantas obras, y yo fui una de las menciones: dos de Cuba nada más, el premio y una mención, que fui yo. Y para mí eso fue como un premio realmente. Esos son las más importantes para mí.

JOG: ¿Qué sueños te quedan por cumplir?

VL: Ufff, muchísimos sueños. Algunas personas, como Mirtha [Clavería], los más cercanos a mí, saben que por cuestiones personales prácticamente tuve que dejar de hacer grabados, y ahora es que estoy recomenzando a trabajar de nuevo y ya estoy preparando una exposición personal para Cienfuegos, ahora en abril. Y los sueños que tengo es seguir trabajando, seguir haciendo exposiciones personales en Santiago, y hacerlas en recorrido por todo el país. Y seguir trabajando y haciendo proyectos y que venga lo que venga, y si vienen eventos para otros lugares, pues mucho mejor. Pero hay que tener trabajo. Hay que seguir.