Daniel Edgardo Posse: La poesía es una forma del lenguaje que palpita no solo en las texturas, sino también en el espíritu

Entrevista concedida por Daniel Edgardo Posse, ganador del Segundo Premio del XX Concurso Literario Viña Joven

Antes que todo, quisiéramos conocer brevemente quién es Daniel Edgardo Posse

D.E.P— Antes que nada quisiera agradecer profundamente esta entrevista. Qué difícil es para mí autodefinirme. Daniel Posse es un hombre común, que busca constantemente poder decir. Uno que buscó y busca superar los dolores diarios y las asignaturas pendientes. Nací en Aguilares, una ciudad del sur de la provincia de Tucumán, en la región noroeste de la República Argentina. Soy el mayor de seis hermanos, que tuvo la suerte de tener una madre extraordinaria y abuelos fantásticos, entre ellos una que no sabía ni leer ni escribir y que una vez me dijo “Quiero que vos leas, todo lo que yo no pude” y que esa frase más el regalo, a mis 10 años, de un libro de Horacio Quiroga “Cuentos de Amor, locura y muerte”, me dieron el mandato que en gran medida sentó la piedra fundacional de mis ganas y de mi vocación de escritor.

Obvio que mi educación me dio las herramientas para poder hacerlo, entre eso mi escuela primaria, mi paso por el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda de mi ciudad natal y mi formación como Licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes, en la provincia de Buenos Aires. No puedo negar que soy producto de mis afectos, familia, amigos, de lo que amo, y entre eso mi trabajo actual que es enseñar Lengua y Literatura en el Colegio N° 13 de 18 Coronel de Navío Tomás Espora en el barrio de Liniers, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde todos los días me nutro del afecto y de la experiencia entre mis compañeros de trabajo y mis alumnos.

También ejerzo el trabajo de comunicador y periodista, si bien amo esa profesión y me dio mucho, lo hago de forma intermitente, esto también es esencial en mi construcción diaria.

He publicado prosa, entre ella destacó mi libro de relatos “De Sueños y Azar”, que fue mi bautismo como escritor.

Daniel Edgardo Posse

Daniel Edgardo Posse. Foto: Cortesía del entrevistado

¿Cómo conoce sobre el XX Concurso Literario Viña Joven y qué lo anima a participar?

.D.E.P— Conocí al XX Concurso Literario por una página web que publica bases de concursos en castellano y español de todo el mundo. En realidad sabía de la existencia de sus concursos en la disciplina del arte, como lo es la pintura, pero desconocía que lo hacían en las letras. Cuando leí las bases dudé porque la verdad nunca había enviado poesía a ningún concurso, es que soy muy inseguro en ese género. Poseía una serie de poemas que tenían que ver con la Fe, con Dios, así que un poco titubeé, pero al final decidí enviar tres.

Estoy convencido de que fue la gracia Divina la que me inspiró y la que obviamente hizo posible también este premio. Otra cosa que también me animó fue la necesidad de que mi poesía fuera evaluada por jurados prestigiosos, porque al final uno escribe para uno, para Dios y para el mundo, entonces necesitaba sentirme aprobado.

 Soy un hombre de Fe, y que constantemente se cuestiona e intenta cuestionar por qué el mundo demasiadas veces parece ir hacia el caos y la injusticia. El arte de la poesía, así como mi narrativa, busca eso: cuestionar, reflexionar, como una forma de que el mundo se vea así mismo e intente buscar otros caminos para cambiar.

 

Dentro de su carrera literaria, ¿cómo valora el reconocimiento obtenido en esta edición del Concurso Literario Viña Joven?

D.E.P— Valoro de una forma profunda estos reconocimientos, tanto el 2 ° Premio, como el Premio Colateral, porque ambos en mi carrera literaria son un baluarte que hacen un antes y un después, no solo para mí, sino para el mundo y las instituciones. En el caso de Argentina, algunos medios de comunicación han publicado estos premios y eso me consolida como un escritor, pero sobre todo como poeta. Quiero destacar que me ha forjado más seguridad, pero sin abandonar una mirada crítica a mi escritura. No es fácil decirse a uno mismo que compitieron más de 150 obras, de 14 provincias cubanas y unos 12 países de habla hispana, no es fácil autodecírselo sin caer en la vanidad, es un desafío hacerlo. Al final la fe en un Dios generoso, por lo menos en mi caso, me desinfla el ego y me hace entender que soy un ser común e insignificante.

 

Durante más de 20 años, el Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret, ha trabajado con el objetivo de favorecer el diálogo entre fe y cultura, propiciando espacios de formación para el crecimiento cultural y espiritual del laicado, y de apertura y acercamiento al mundo del arte, la literatura y la cultura cubana en general, como una manera de hacer realidad la Nueva Evangelización. ¿Qué importancia le merece a usted que en específico la poesía, sea uno de los medios para sostener ese diálogo?

D.E.P— Para mí que la poesía sea un medio específico para la Nueva Evangelización como un canal de diálogo es esencial y a la vez posee un riqueza y una diversidad extrema, porque es una forma del lenguaje que palpita no solo en las texturas, sino también en el espíritu. No olvidemos que la poesía es el género primigenio, el más humilde, el que posee la peor prensa en el mercado, el arte que es ignorado por los negocios editoriales, pero el que es indispensable, porque en él habita la palabra que surge del corazón, del alma en sí. El que contiene la palabra sagrada, porque primero fue el verbo, y el verbo es una palabra, una que significa acción. Nuestras oraciones, las que nos enseñan, las que nos legaron, son versos y esos versos son el lenguaje para comunicarnos con Dios.

La Cultura y su cuerpo es un territorio que nutre las búsquedas y 20 años de trabajo es merecedor de un lugar destacado, porque han ayudado a muchos artistas a ser reconocidos, y a ser reconocido su arte, por eso es que les digo muchas gracias por el trabajo que realizan.

 

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