Orgulloso de ser claretiano, de ser hijo de Dios
«Todo lo que van a escuchar esta tarde se lo debo a Dios. Todo es obra de Dios. Yo solo he intentado responder lo mejor que he podido».
Son palabras del hno. Manuel Pliego Iglesias, CMF, o sencillamente, el hermano Manolo, pronunciadas minutos antes de que el escritor José Orpí comenzara el cuestionario que tenía preparado para una edición muy especial de El patio de los sueños.
Son palabras que definen al hombre, al misionero que llegó a Cuba en 2012, justo para compartir con los santiagueros una de las más terribles experiencias que se recuerden en la ciudad: el azote del huracán Sandy.
Son palabras de una humildad extrema, cuando se conoce —como pudimos conocer esta tarde del martes 15 de noviembre—, toda la obra que ha dejado el hermano Manolo a su paso por tierras argentinas, o por los laberínticos barrios de la parroquia Santísima Trinidad, en Santiago de Cuba.
Ya lo advirtió Mirtha Clavería durante la misa dominical en que se anunció que Manolo —apelativo familiar que le prodiga la comunidad— sería el invitado de la última edición de este 2022 de El patio de los sueños: quien crea que conoce al hermano Manolo, está muy equivocado.

Mirtha Clavería muestra el nro 61 de Viña Joven, idea del hno. Manolo. Foto: Cortesía del p. Frank, CMF
Ocurrente, jaranero, “aplatanado” a este país, el hermano hizo un recorrido por lo que ha sido su vida desde esa niñez en Jaén, montado en el camión de su padre, donde descubrió en la guantera los Evangelios con los que encontró su vocación y se enamoró de Jesús; pasando por su encuentro con la autobiografía de Claret, en la que reconoció varias de las inquietudes que desde pequeño le habían acompañado; hasta su labor ya en tierras santiagueras post Sandy y su nuevo destino en el cercano Songo La Maya.
De sus lecturas favoritas de la Biblia habló, de esas convicciones que le sostienen en la Fe y del cambio que ha significado en su vida la lectura de la Encíclica Laudato Sí’, a partir de la cual, asegura, ha empezado a descubrir a Dios en la vida, en la naturaleza; a tal punto que ha llegado a plantearse que lo dejaría todo por dedicarse a encontrar los modos de salvar el Planeta.
El Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret ha sido testigo, acompañante y beneficiario de esa transformación en la visión del hermano Manolo. Ahí está su huella en el Taller de reflexión “Arte, ecología y religión después de LAUDATO SI” (en 2015), organizado por Manolo para artistas, especialistas y críticos de arte; ahí está la revista Viña Joven nro 61, dedicada en su totalidad al tema ecológico, con una hermosa cubierta en la que se aprecia la obra Francisco llora ante la creación, realizada en 2016 por el padre Cerezo Barredo, CMF, a petición del hermano Manolo; ahí están los trabajos presentados por más de 300 niños y niñas al Concurso Laudato Si’, bajo el lema “Juntos salvamos el planeta”.
Y todo ello es apenas un botón de muestra de toda una vida consagrada a Dios, de diez años de labor en esta ciudad, de los sueños de un hombre que afirma sentirse orgulloso de ser claretiano, de ser hijo de Dios.
Fue, sin dudas, un Patio de los Sueños muy especial, un reencuentro de la comunidad con la que, durante diez años, el hermano Manolo compartió retos, tristezas, alegrías y sueños.
Destinado hoy a Songo La Maya, es de esperar que el hermano siga ampliando su huella en Cuba, siga soñando, siga ganado el aprecio de todos los que le conocen; siga siendo para todos, sencillamente, Manolo.

El Patio de los sueños estuvo amenizado por la música de Fito Iglesias. Foto: Cortesía del p. Frank, CMF.