«Los artistas son auténticos maestros a la hora de presentarnos el mundo invisible en fórmulas accesibles e inteligibles»
Palabras de Bienvenida al XXI Salón Nacional de Arte Religioso
Buenas tardes a todos. Sean bienvenidos a la inauguración del XXI Salón Nacional de Arte Religioso. Hemos esperado dos años para darle continuidad a este sueño y objetivo fundacional del Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret. Y por ello damos gracias a Dios por los artistas que a pesar de las difíciles condiciones actuales han respondido a la convocatoria. Sin ellos no podríamos inaugurar hoy este Salón.
Ciertamente en dos años no hemos tenido Salón Nacional de Arte Religioso, pero este es el momento de recordar, y reconocer agradecidos, el gesto de dos artistas santiagueros, Luis Antonio Rivero Ramos y Reinaldo Pagán Ávila, que en diciembre del pasado año, cuando se confirmó definitivamente que tampoco habría Salón, propusieron al Centro una expo bipersonal de obras suyas, “para que no se perdiera la tradición del arte religioso en el mes de diciembre”. Y el 16 de diciembre de 2021 inauguramos aquí la exposición Signos vitales.
Este año la participación de los artistas disminuyó en lo tocante a la representatividad de las distintas provincias, pero aun así llegaron 53 obras procedentes de la Habana, Villa Clara, Holguín y Santiago de Cuba. Con todo, y a pesar de ello, nuestro Salón de Arte Religioso sigue siendo un referente, un punto de encuentro de muchos artistas, un proyecto consolidado que ha conseguido reunir, desde el año 2000, una gran cantidad de creaciones plásticas.
Es de señalar y destacar que entre los concursantes hemos contado este año con obras de artistas muy jóvenes, algunos de ellos estudiantes de la Academia José Joaquín Tejada. Esta circunstancia nos remite a los propósitos de los primeros Salones de Arte Religioso, puesto que las convocatorias estaban dirigidas precisamente a ellos. Esperamos que los jóvenes creadores continúen animándose a participar en las próximas ediciones.
La Iglesia Católica siente la necesidad de escuchar, dejarse enseñar y salir al encuentro de esos servidores de la Belleza que son los artistas. Ustedes saben que la misión de la Iglesia es predicar el misterio de Dios y sus designios de amor, hacer cercano y vibrante el mundo del espíritu, de lo invisible y de lo inefable. Y saben también que los artistas son auténticos maestros a la hora de presentarnos el mundo invisible en fórmulas accesibles e inteligibles. Si a la Iglesia le faltara la ayuda de los artistas, su predicación sería confusa e insegura. San Pablo VI sabía bien que la Iglesia ha de ir una y otra vez a esos lugares teológicos que son las obras de arte religioso porque en ellas late la presencia de lo inefable.
El arte, como nos decía el Papa Francisco, “une a Dios, al hombre y a la creación en una sola sinfonía”, la de la Belleza. Tenemos que subrayar esto porque las obras de arte sacro permiten el acceso a la fe más que muchas palabras e ideas; ayudan a redescubrir lo que importa verdaderamente en la vida; y nos elevan por encima de la razón para llevarnos al Dios que nos salva y aguarda.
Además, mantienen vivo el necesario y permanente diálogo entre la fe y la cultura.
De una exposición de arte religioso se espera que cause entusiasmo, seducción, éxtasis… Me parece que el artista se da por bien pagado cuando sabe que su obra no ha llegado sólo a los ojos de quienes la contemplan, sino a sus corazones. Ojalá que al visitar hoy nuestra galería no se sientan ustedes atraídos sólo por lo externo, sino por aquello que, de su interior más profundo, el artista quiso plasmar en ella. Y ojalá también que este Salón nos ayude no sólo a pensar y a ver con los ojos del corazón, que el mundo no es sólo naturaleza, sino obra del amor de Dios; y que el hombre no está encerrado en él, sino que, salvado por el amor de Cristo, puede salir en libertad hacia la Casa del Padre. El amor siempre ha sido y será más fuerte que ningún otro poder.
Quiero referirme nuevamente a los artistas que respondieron con sus obras a este XXI Salón. Gracias por crearlas, por el trabajo que les supuso hacerlas y por enviarlas a este Centro. Incluimos en ese agradecimiento a sus familiares y amigos que los acompañan en sus horas de desaliento o entusiasmo, para decirles las palabras y los consejos oportunos.
También quiero extender mi agradecimiento a los miembros del jurado, a las instituciones que han apoyado al Salón otorgando premios colaterales, y al equipo de este Centro Cultural y de Animación Misionera que con tanta dedicación y cariño ha preparado este Salón para que ustedes lo disfruten.
Muchas gracias por su atención y por su paciencia. Y en la cercanía de las fiestas navideñas les deseo que pasen todos una feliz Navidad junto a sus seres queridos.
P. Juventino Rodríguez Pérez, CMF
Director
Centro Cultural y de Animación Misionera
San Antonio María Claret
Santiago de Cuba, 15 de diciembre de 2022

Colectivo del Centro Cultural frente a la obra ganadora del Primer Premio