P. Miguel Fernández Fariñas c.m.f.: «El amor inventó este Centro»
Decía Dostoievski que había que desconfiar de aquellos libros que, al leerlos, nos entregan todo su ser de buenas a primeras. Y lo decía por esta razón: porque no podremos nunca releerlos. Y, si no podemos releerlos, no podremos hacerlos nuestros. Un libro es duradero, perdurable, por la capacidad de relectura que nos ofrece.
Algunos de ustedes lo saben. Me llamo Miguel y he sido enviado a esta parroquia de la Santísima Trinidad como párroco de la misma. También me han designado para que sea Director de este Centro Cultural-Misionero San Antonio María Claret. Pues bien, ya desde hoy les digo esto: trabajaré cuanto pueda para que no ocurra con este Centro lo que sucedía con esos libros que generaban desconfianza en Dostoievski. Ni con el Centro ni, por supuesto, con todo el esfuerzo, laboriosidad y cariño que hubo desde los comienzos de su creación hasta el momento presente.
Este Centro no será duradero ni por este acto de hoy ni por los que ya han tenido lugar; tampoco por su situación, por los medios de que dispone o porque sea más o menos hermoso. Lo será por la capacidad de mirarlo y re-mirarlo que nos ofrece. ¡Cuánto amor y dedicación, por ejemplo, en quienes trabajaron y trabajan en este Centro; cuántos sueños e ilusiones en el artista que pinta un cuadro para exponerlo en nuestra galería; cuántos hermosos pensamientos en el poeta que hilvana sus versos esperando llegar al corazón de quienes van a escucharlos en este patio; y en la guitarra, cuántos rasgueos -de dedos y alma, al unísono-, hasta conseguir lo que el músico quiere de ésta al llegar a este escenario desde el que les hablo: que su guitarra llore, ría, se aflija, grite, acelere sus latidos, brinque, nos muestre una gran verdad con un acorde seco y limpio, o nos lance un requiebro o un quejido…!
Pero no se llega ahí sin mirar y remirar,y sin ponernos al arrimo del corazón delos artistas… Este Centro es nada sin ellos. En lo que nos ofrece vamos leyendo y descubriendo constantemente sus entrañas, como han hecho estos amigos nuestros fotógrafos mirando y remirando los escondites del alma de nuestra hermosa catedral restaurada.
Los que estamos aquí y somos creyentes, no olvidemos que mirar así, desde nuestra perspectiva de fe, ha de ser siempre para nosotros obra de agradecimiento y prueba de gratitud. Cuando se contemplan de esta manera lo que Dios nos da a través de nuestros hermanos (una foto, una pintura, un poema, una canción, un recitado, una escultura, una danza…), las rescatamos del olvido al que nuestra vida actual, tan acelerada, somete a las personas y a los acontecimientos. Y es que, sencillamente, al contemplar las creaciones de los artistas desde Dios, les damos carta de ciudadanía eterna, como eterno es Él.
Dicho de otra manera: el recuerdo de lo que este Centro hace en favor de los artistas, y de lo que recibe de ellos, debe tener siempre para nosotros, personas de fe, un nombre bien preciso: ¡bendición! Todos y cada uno de los artistas que vienen a este Centro, y cuantos trabajan aquí y se movilizan con amor en favor de ellos, son para nosotros una verdadera bendición de Dios. Y, por eso, este acto, y cualquiera otro relacionado con la cultura, nos brinda a todosnosotros la oportunidad de agradecer al Señor, de hacer memoria de su amor que se ha manifestado de manera concretaen poder contar, antes que con ninguna otra cosa, con la amistad que ellos nos regalan. Primero, pues, que sus obras, son ustedes, los artistas,quienes van en nuestros corazones. Sus trabajos traídos aquí no son sino una ‘obligada’ consecuencia -¡pero qué bendita obligación!-, de esa amistad. ¡Sí. Dios nos muestra su amor a través de ustedes! ¿Cómo no bendecirle?
Pero no sólo bendecimos a Dios. Bendecir es decir bien de alguien. Este Centro puede decirse que nació para bendecir, para hablar bien de los artistas. Ustedes, los invitados que han acudido a este acto, deben saberlo y colaborar en el empeño. Por su parte, los artistas vivan con ese íntimo convencimiento y repítanse a sí mismos: tenemos un Centro en Santiago que nos siente como bendición de Dios y que habla bien de nosotros. Es un Centro con Corazón, con celo misionero al estilo de Claret; es, sencillamente, nuestra Casa. El amor inventó este Centro; y el amor le sigue dando alas.
Nada más. Este acto me ha brindado la oportunidad, aunque solo haya sido de pasada, de hacer memoria agradecida de un ayer reciente, de pensar el presente y de tener la mirada puesta en el mañana, con ilusión, porque, como les decía, el recuerdo es bendición para la persona de fe…
Gracias a Dios por bendecirnos. Gracias a ustedes por estar aquí. Gracias a los artistas por despertar nuestra alma para que admiremos la belleza divina reflejada en sus obras. Disfruten, llegado su momento, con esta exposición. Muchas gracias.
P. Miguel Fernández Fariñas, cmf
Santiago de Cuba, 23 de noviembre de 2017
(El 23 de noviembre de 2017 se inauguró en el Centro la exposición fotográfica bipersonal Dos miradas a una Catedral Primada, de los artistas Nelia Torres y Eduardo Aguilera. El texto que deseamos compartirles recoge las palabras de bienvenida del P. Miguel Fernández Fariñas, CMF, Párroco y Director del Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret)
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