A propósito de los 170 años de la llegada a Cuba de María Antonia París y sus compañeras
El día 15 de agosto, festividad de Nuestra Señora de la Asunción, inauguramos la Exposición con motivo del 170 Aniversario de la llegada de María Antonia París y compañeras a Santiago de Cuba.
Esta exposición, como las diferentes actividades que realizaremos a lo largo del año, están enmarcadas en el acontecimiento del viaje de este grupo de mujeres valiente y generosas que, invitadas por el Arzobispo Claret, y después de superar muchos contratiempos y dificultades, habían salido de Barcelona el 22 de febrero de 1852 y llegaban a la bahía de Santiago el 26 de mayo de 1852. Es un acontecimiento que queremos “agradecer y celebrar”.
Agradecer a Dios que las sostuvo en su navegar; y a las hermanas su valentía y generosidad; su constancia y firmeza ante las dificultades y contratiempos. Agradecer su FE en Dios que las llama y acompaña… Agradecer que, confiadas en la Providencia divina se “EMBARCARAN”, adentrándose en el mar profundo que las llevaría a un mundo lejano, distante y desconocido, cuando se “cumplió el tiempo que Dios desde su eternidad tenia determinado… trasladarnos a este Nuevo Mundo, en donde quería empezar su Obra” (Aut. M. París 98 y 62)
Para ellas, “embarcarse” significó cortar amarras, desprenderse, despojarse de seguridades, dejar todo, tomar distancia, salir; superar los miedos, la soledad y ponerse en camino, abrirse a lo nuevo, confiar… “Embarcarse”, sobre todo, significó creer en Dios, tenerle por brújula, saber que les acompaña, que estaba delante de ellas atrayéndolas, a la vez que, iba detrás impulsando y sosteniendo…
“Embarcarse”, supuso especialmente, liberarse de todo aquello que les impedía lanzarse hacia adelante, caminar, salir de sí mismas… El proceso de “embarque” es trabajo personal. Y para ello se necesita poner la seguridad en Dios, y una gran dosis de generosidad y fortaleza… Este trabajo no se hace sin esfuerzo, sin fidelidad, sin dolor…
Quizá alguno se pregunte, ¿Por qué inaugurar esta Exposición precisamente el 15 de agosto? Porqué ese día, allá por el año 1851, la hermana Antonia, nos cuenta en su Autobiografía, que: “El día de la Asunción de María, reuní a las jóvenes… comulgamos todas con gran devoción y ternura, ofreciéndonos a Dios con voto de atravesar los mares e ir a cualquier parte del mundo sin hacer división entre nosotras… Esto lo hice yo por dos fines: asegurar su vocación… y asegurarles que yo nunca las abandonaría” (Aut 121-124). El Arzobispo Claret, ya instalado en su diócesis cubana, había escrito invitándolas, a través del Obispo Caixal, el 25 de marzo de 1851, pero la carta no llegó hasta varios meses después.
La Exposición, como todo evento importante tiene un proceso, preparación, celebración y memoria agradecida de lo vivido… porqué el que se haya podido celebrar ya es motivo de agradecimiento…
La preparación llevo algunos meses, de reunión entre nosotras, elaboración del diseño global, encuentros con miembros de la Familia Laical Claretiana, para compartir y trabajar juntos. Tiempo de investigación del contenido, documentación; búsqueda de imágenes, documentos específicos. Elaboración del contenido, pasar por diversos borradores; seleccionar y decidir lo que finalmente se exponía y cómo.
Y a las 5 de la tarde del día de la Asunción, con el gozo por la compañía de tantos hermanos y amigos santiagueros y la visita de las hermanas del Equipo Provincial Vivian González, superiora Provincia, Betty Morales, Vicaria y Ondina Cortes, celebramos la apertura de la Exposición mencionada. Fue una ceremonia sencilla y breve; en ella la superiora Provincial dirigió un saludo a los presentes, aludiendo a la importancia del acontecimiento que se celebraba. El padre Juventino Rodríguez, claretiano y actual párroco de Trinidad, dirijo una breve oración a la Madre Fundadora. A continuación Soledad Galerón, presentó brevemente como está distribuida la Exposición y agradeció toda la ayuda recibida para elaborarla y montarla, especialmente mencionó a Noel Pérez García y Javier Cascaret Sobrino, ambos del Centro Claret y a los jóvenes de la FLC. El joven Luis Alberto Magdariaga, acompañado al teclado por Francisco, nos ofreció el estreno del canto dedicado a la Madre París, y compuesto por é mismo.
A continuación la Superiora Provincial y el Párroco, cortaron la cinta que abría a la Exposición y todos pasamos a disfrutarla.
Una vez recorrida ésta, espontáneamente, se formaron grupos para comentar y disfrutar de la compañía muta y se sirvió un refresco y un bocadillo.
La exposición estaba distribuida en DOS SALAS. Montada en dos espacios físicos y, con dos dimensiones y formatos diferentes.
Nuestro deseo es, a través de ella, dar a conocer, aunque sea someramente, la persona y obra de la Venerable María Antonia París, y dejar la inquietud de profundizar más en ese conocimiento. Es conocido que con San Antonio María Claret, fundó, el 25 de agosto de 1855 el Instituto Apostólico de la Inmaculada Concepción de María Santísima Madre de Dios y Señora Nuestra, primera congregación nacida en Cuba, dedicada a la educación de las jóvenes santiagueras. Nos sentimos orgullosas de ser también, la primera congregación que, afrontando y superando dificultades diversas, organizó con espíritu evangélico, desde la fundación, aulas para la educación de las niñas de raza negra.
Antes de entrar en la primera sala nos encontramos con la acogida y Bienvenida de María Antonia París: “!BIENVENIDOS TODOS!”
Que alegría recibirles en esta pequeña exposición con la que celebramos nuestra llegada a Cuba y el comienzo de la “Orden nueva”.
Quiero contarles cómo Dios me invitó a compartir con Él la gran aventura de “poner en pie” el Evangelio y trabajar sin desfallecer para la renovación de la Iglesia.
En estas salas van a encontrar retazos de historia del caminar que venimos haciendo como familia; el estilo de vida que el Señor quiere para nosotros y la misión evangelizadora que nos confió.
PRIMERA SALA.
La misma consta de VII ETAPAS, en las que, la misma María Antonia narra los acontecimientos más importantes de su vida, y que son iluminados por algunas fotografías, textos y fragmentos de cartas o de su autobiografía.
I ETAPA: 1813-1841. “AL ESTILO DE LOS APÓSTOLES DESDE EL INICIO”
Narra brevemente los hechos acontecidos, desde su nacimiento en Vallmoll, Tarragona, el 28 de junio de 1813, hasta su ingreso en la Compañía de María. Sucintamente se menciona el porqué del nacimiento fuera de la casa familiar. Se hace énfasis en su bautismo, día de San Pedro, por la fuerza que tiene en su vocación eclesial y apostólica desde el inicio.
Podemos apreciar imágenes de la catedral de Tarragona incendiada, el pueblo de Vallmoll, la lápida que identifica la casa donde nació; la iglesia parroquial de Santa María y su pila bautismal. Así mismo, se subraya un fragmento de la carta del Obispo Don José Caixal al P. Currius, del 14 de noviembre de 1855, en la que dice:
“Su vida desde niña ha sido extraordinaria, y nadie se lo ha conocido. Dios es quien le enseñó la oración mental y todo lo que sabe, que, en ciertas cosas, y por cierto las más importantes, sabe más que los sabios”
II ETAPA: 1841- 1852. “UNA ORDEN NUEVA QUIERO, PERO NUEVA EN LA PRÁCTICA”
Inicia la etapa con su ingreso en la Compañía de María. Apenas llevaba en ella un año, vive, orando ante Cristo Crucificado, una profunda experiencia de Dios, en la que descubre su vocación de fundadora de una Orden nueva.
Se exponen fotografías de la Plaza de los Cedazos y casa donde vivió, en Tarragona, hasta el ingreso en el convento; imágenes de la catedral, lugar donde recibió la primera comunión y participaba en las celebraciones litúrgicas; fachada del convento de la Compañía de María donde buscó consagrarse a Dios. Merece destacarse la imagen del “coro alto” de la capilla de la Compañía de María, en la que tuvo la experiencia de Dios que dio un cambio total a su vida; y la imagen del Cristo Crucificado, de este coro, ante el cual oraba intensamente por los “males de la Iglesia”; y ante el cual experimentó la llamada a ser fundadora. Una pintura del padre José Berruete, CMF, describe la narración que Antonia hace en su autobiografía, sobre el conocimiento de Mosén Claret y lo significativo de su presencia en la fundación de la Orden Nueva.
Entre los textos expuestos, merece una atención especial la narración autobiográfica de la experiencia de Dios que vive.
“Estando una noche en oración rogando intensamente a Cristo Crucificado remediara las necesidades de la Santa Iglesia… le ofrecí mi vida en sacrificio y le suplicaba se dignara enseñarme lo que había de hacer para cumplir su santísima voluntad… iba leyendo sin ver ningún libro, ni letras, lo entendía tan bien que parecía se imprimía en mi alma; muy particular el libro de los Evangelios, que hasta entonces yo nunca había leído… A mi modo de entender todo lo vi en Cristo Crucificado…
«Sí, hija mía, una Orden Nueva quiero, pero no nueva en la doctrina, sino nueva en la práctica»… se había de llamar: Apóstoles de Jesucristo a imitación de la Purísima Virgen María”… y la Santa Pobreza había de ser el fundamento de sus nuevos Apóstoles” (Aut. MP 2-11).
“Por el año 1844, oí hablar del padre Claret, misionero itinerante e intuí que era el “hombre apostólico”, que tanto había pedido al Señor y que necesitaba la Iglesia para “poner en pie” el Evangelio… (Aut MP 19) “Su divina Majestad me había asegurado que este santo varón me daría la mano para fundar la primera casa de la Orden”. (Aut MP 127)
III ETAPA: 1852. “EMBARCADAS EN LAS MANOS DE DIOS”.
Narra las tribulaciones de su alma ante la decisión que tenía que tomar: ¿Debía seguir adelante con la Profesión en la Compañía o salir y esperar a que Dios abriera caminos a la nueva fundación?
“Finalmente, con gran dolor salimos de la Compañía y esperamos el tiempo en que Dios quiso nos embarcáramos para el Nuevo Mundo, donde quería que naciera esta Orden nueva. Muy sucintamente se mencionan los peligros de la travesía y la llegada a Santiago de Cuba, que en la autobiografía narra con lujo de detalles en los números 131 al 161: los imprevistos antes del embarque, la ruptura del buque que les obligó a estar 29 días, casi a “a la deriva”, en medio del mar; el intento que atracar en el Puerto de Tenerife, del que fue lanzada la nave de nuevo mar adentro por la tormenta y su estancia en el puerto de Lanzarote por un mes, hasta que consiguieron reparar la nave y donde vivieron, con gran gozo, la Semana Santa; finalmente la intervención de María tranquilizándola ante una peligrosa tormenta:
“Después de varios días de serena navegación, un día que se movió un poco la marea me asuste, pero invoqué a María… y me dijo: Buen ánimo Hija mía, y extendió su manto y vi que nos cubría a todas y me dijo: “Mira así ando a la popa del buque defendiéndoos” (Aut MP 160)
Acompañan la etapa, imágenes del claustro de la catedral. Imagen de Nuestra Señora del Claustro; el navío, la gran ola y la escultura de María, talla en madera, de Marta Moroder, Misionera Claretiana, protegiendo a la nave “Nueva Rosalía”.
IV ETAPA: Mayo 1852. “EN ESTE NUEVO MUNDO”.
Llegan a su destino se instalan, empiezan a experimentar la vida comunitaria, el trabajo, la misión educativa; y también el clima ardiente, las enfermedades tropicales, de la que, a los pocos meses de llegar, muere Florentina Saingler, compañera entrañable de María Antonia. Los terremotos causan estragos y el Arzobispo deja la visita pastoral de Bayamo, y viene a consolar a la población. El mismo día visita a las hermanas e inicia enseguida los trámites de la Fundación… la burocracia es compleja, la compra de la casa complicada… pero siguen adelante.
Imágenes que acompañan la etapa son: Un navío, la Bahía de Santiago, restos de lo que fue el muelle donde atracaría el “Nueva Rosalía” a su llegada. Una calle santiaguera y el callejón del Carmen donde estaba la vivienda reservada por el Arzobispo para que se instalaran al llegar.
Como texto significativo podemos destacar:
… Desembarcamos en ésta de Santiago de Cuba a los 26 de mayo del mismo año de 1852 y fuimos recibidas con mucho aplauso de toda la ciudad, pero Dios Nuestro Señor… me quitó el gusto de encontrar en ésta al Arzobispo, que era la única persona que yo conocía en este nuevo mundo… el Provisor y demás familiares se portaran muy bien…» (Aut MP 160-161)
V ETAPA: 1852-1855. “INTRINCADOS CAMINOS DE LA FUNDACIÓN”.
Dada la legislación civil vigente, el proceso de la fundación fue complicado. Había que superar primero todos estamentos civiles como, cabildo santiaguero, gobernador provincial, Capitán general de la isla, ministerio de ultramar… hasta llegar a la Reina y después iniciar el proceso eclesiástico… Los padres de familia “presionan” a las hermanas para iniciar las clases cuanto antes y ellas solicitan oficialmente al Arzobispo la fundación el 26 de setiembre de 1852.
Después de innumerable trámites y clarificadas las cosas, finalmente “… vieron el Arzobispo y el Provisor; el error que antes despreciaron, como aviso de una mujer ignorante y alucinada en su modo de pensar” (Aut MP 203), de que “sin autorización del Romano Pontífice la cosa no puede salir bien… Por fin, el 20 de noviembre de 1854, solicita al Papa Pio IX la fundación.
Nos acompañan en esta etapa las imágenes del cuadro de Claret y París evangelizadores, de Cerezo Barredo, CMF; la Casa de la fundación, visión externa y patio interior.
Texto que podemos destacar en la etapa es el de la solicitud de las hermanas:
… Nos trasladamos a esta Grande Antilla… tomando parte a su manera en la Santa Misión que le trajo a estas costas… allí donde las necesidades espirituales fuesen más apremiantes, y en donde por estar la educación religiosa menos atendida, nuestros esfuerzos fuesen más aceptos a los ojos de Dios… solicitemos la autorización para el establecimiento canónico y legal del Santo Instituto de la Enseñanza que deseamos profesar…”.
VI ETAPA. EN AGOSTO 1855 “HICE MI ANSIADA PROFESION”
Finalmente llegó el permiso del Papa Pio IX para la fundación, que el Papa firmó el 27 de abril de 1855, pero recibimos en Santiago el 16 de Julio del mismo año. El Arzobispo redacta y firma el DECRETO de erección del nuevo Instituto, el 25 de agosto y el 27 la hermana María Antonia hace su primera profesión, como Madre Primera de la Orden y, las demás hermanas la hacen el 3 de setiembre. Una vez instituida la Orden, María Antonia finaliza la Redacción de las Constituciones y escribe los “Puntos para la Reforma de la Iglesia”.
Acompaña esta etapa, imágenes del “Decreto de la fundación”, “Acta de Profesión” de la Hermana María Antonia; Pintura de Olga Villar, que refleja los aspectos significativos de la vida de la M. Antonia, destacando la corona de flores, en aquel entonces, parte del Rito de la Consagración de Vírgenes. Se resalta, por su importancia, el Gran Cristo Crucificado, regalo del Padre Claret, con motivo de la fundación, que preside actualmente la capilla de la comunidad de Claretianas de Santiago. Portada de las Reglas y primer Escudo de la Orden.
Nos parece que un texto a subrayar sería:
«Al ponerme su Excelencia la corona sentí un peso tan extraordinario… me dijo Nuestro Señor: “Este es hija mía, el peso que carga sobre ti de la Reformación de mi Iglesia”… (MP Relación a Caixal 9).
VII ETAPA. “LA ORDEN NUEVA EXTIENDE SUS ALAS…” 1859-1885
Después de algunos mese del atentado de Holguín, 1 de febrero de 1856, la Reina llama a Claret a Madrid. Una vez allí, se ocupa de hacer todas las gestiones necesarias para fundar los primeros conventos en la Península y llama a María Antonia, con tres hermanas más. Se embarcan el 6 de abril de 1859 y realiza, antes de morir, las fundaciones de Tremp, Reus, Carcagente, y Vélez Rubio. También en Cuba en 1975, las hermanas de Santiago, se funda en Baracoa
Se presentan al Vaticano, para su aprobación, las Reglas y Constituciones.
Para acompañar esta etapa ultima de la Exposición, podemos apreciar, distintas fotografías de cada una de esas casas.
Como texto señalamos el fragmento de la carta de Don Paladio Currius narrando las peripecias del viaje a Tremp.
…las Monjas y yo salimos el 8 con el ferrocarril de Martorell, donde subimos a la diligencia… y nos dejaron en Agramunt… el 10 por la tarde… salimos “borricalmente” y fuimos a dormir en Artesa. De aquí salimos a las 3 y media de la madrugada, y caminando a paso de burro todo el día, llegamos a Tremp a las 7 de la tarde… Su excelencia, las Autoridades y todo el pueblo, nos hicieron un recibimiento el más completo… por la tarde acompañamos las Monjas a su pequeñísimo convento, donde en la fiesta de San Antonio, después de bendecida la capilla, el obispo Caixal dijo la Misa, en la cual dejó reservada la Divina Majestad Sacramentada y las Monjas en clausura… (Carta de Currius a Don Dionisio González del 29 junio de 1859).
Dentro de esta VII Etapa, se dedica una especial atención a la fundación del convento de Reus, ya que allí es donde vivió la Madre María Antonia los últimos años de su vida; donde murió el 17 de enero de 1885, y donde está enterrada. Preside esta etapa un cuadro, óleo sobre tela, de la Madre Antonia. Esta pintura fue realizada en enero de 1858, en Reus, por el pintor local Félix Albiol. Es la única que se conserva y se exhibe en el Museo Arquidiocesano de Santiago de Cuba.
SEGUNDA SALA
“SALA INTERACTIVA”
Esta “Sala especial” complementa, a través de imágenes, carteles, y textos, el SER y el HACER de las misioneras claretianas. Está dividida en dos zonas tituladas:
UN GRAN AMOR A LA IGLESIA, con elementos esenciales del carisma, don e identidad recibida.
“Y LA URGENCIA DE ANUNCIAR EL EVANGELIO A TODOS LOS PUEBLOS”, en ella vemos dónde y cómo vivimos nuestra vocación apostólica.
En esta sala, además de textos, fotografías, mapas, hay objetos, libros, estampas, pegatinas y algunos videos… pero sobre todo nos va acompañar en el recorrido la Madre Antonia París… Podremos pararnos, preguntar comentar y compartir entre nosotros.
Al final de la visita, además de otros artículos escritos, todos reciben un tríptico con la descripción de la Exposición.
AGRADECIMIENTO…
Nuestro agradecimiento no nace de una “obligación protocolaria”, sino del respeto que me merece la generosidad de cada persona y el gozo de contar con su tiempo, su saber, su esfuerzo.
Agradecemos a los Misioneros Claretianos que acompañan pastoralmente la Parroquia de la Santísima Trinidad y su Centro Cultural y de Animación misionera San Antonio María Claret, por prestarnos sus bellos espacios para poner la exposición y a todo el equipo del Centro Claret. Un agradecimiento muy especial es para Noel Pérez García, que desde las primeras consultas que le hicimos, con mucha generosidad nos dio, no solo su profesionalidad y experiencia, sino su tiempo, sus habilidades, sugerencias y diseños. También destacamos en nuestra acción de gracias a Javier Cascaret Sobrino, experto en diseño de exposiciones que no solo dio ideas y diseñó los espacios, sino que dedicó muchas horas a montar con todo detalle la exposición, poniendo en el trabajo todo su saber y sensibilidad. Sin ellos no hubiéramos conseguido hacerla tan bella. Así mismo agradecemos a la FLC, especialmente a los jóvenes por sus ideas y colaboración generosa y alegre en el montaje de la Segunda Sala…
Y, damos las gracias a tanta “gente especial” que en diversos momentos, trabajos y detalles, han hecho posible que saliera adelante. No olvidamos a los que la han visitado y acompañado con su presencia en estos días que ha permanecido abierta la exposición. Su opinión, preguntas y comentarios nos han alegrado, y a veces enriquecido. Incluso hermanas que desde lejos nos han animado, dado ideas, sugerido cosas… A DIOS Y A TODOS ELLOS NUESTRO RESPETO Y AGRADECIMIENTO. ENTRE TODOS LO HEMOS HECHO POSIBLE…
Agosto de 2022
María Soledad Galerón, Misionera Claretiana